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El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, defendió ayer la política de subsidios que lleva adelante el gobierno nacional al señalar que permite promover el desarrollo industrial y sostuvo que la forma de resolver esa política en el largo plazo “está sujeta al autoabastecimiento energético”. De este modo, el jefe de Gabinete respondió a declaraciones realizadas el fin de semana por el titular de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, quien reclamó un “ajuste” por parte del Estado.

El domingo Méndez había elogiado la manera en que el Gobierno resolvió los problemas económicos de principios de año, pero consideró que “hace falta un ajuste” y agregó: “Podría haberse realizado antes, pero no quiero pasar ninguna factura”. “No digo que haya que sacar subsidios, es necesario transparentar”, agregó luego en declaraciones a un matutino. Capitanich no sólo defendió la política de subsidios, sino que también aseguró que “es muy importante que los dirigentes de la UIA opinen con razón y fundamento”. Incluso sostuvo que le costaba entender el razonamiento de Méndez porque “esas políticas generaron un impacto positivo para el desarrollo industrial”. “La UIA debe representar sus propios intereses y defenderlos. La política de subsidios por parte del gobierno nacional lo que promueve es una reducción del costo de la energía para el desarrollo industrial”, subrayó el jefe de Gabinete.

El funcionario remarcó que mientras “muchos de los países de América del Sur han tenido reprimarización de sus economías, la Argentina pudo sostener su participación industrial, y uno de los instrumentos para lograrlo ha sido el otorgamiento de subsidios a la energía”. “La forma de resolver la política de subsidios de largo plazo en Argentina, una parte proporcional, está sujeta al autoabastecimiento energético”, insistió. En ese contexto, destacó que “la energía en la Argentina es más barata que en los países de la región”, y señaló que al ser “uno de los principales insumos que componen la estructura de costos de las empresas para el desarrollo industrial, automáticamente han podido desarrollar la industria y el empleo”. Por otro lado, aseveró que esa política no sólo generó “un impacto positivo para el desarrollo industrial”, sino también “para los usuarios y consumidores, y los trabajadores”. “Cuando un trabajador toma un tren o colectivo está pagando más bajo. Si pagara la tarifa más alta, le restaría más plata de sus ingresos. Por lo tanto, el trabajador observa un incremento de su ingreso disponible cuando la tarifa es más baja. Y lo mismo ocurre con la electricidad y el gas”, explicó.

La defensa de la política oficial que formuló Capitanich se sumó a las que el domingo había realizado la ministra de Industria, Débora Giorgi, y el secretario de Política Económica, Emmanuel Alvarez Agis. “No me parece un razonamiento lógico porque los subsidios son uno de los factores que hacen a la competitividad de la industria. ¿Quién va a comprar los productos de la industria si el Gobierno hace el ajuste que muchos reclaman”, preguntó Giorgi. Agis se había expresado en igual sentido al decir que Méndez “debería preguntarse quién va a comprar autos, alimentos y ropa. La verdad es que la posición del Gobierno frente a las políticas de ajuste está muy clara”.

Méndez respondió ayer a las críticas al afirmar que “no había pedido eliminar subsidios sino revisar los costos”. “Hagamos un análisis de costos. Yo sé de eso porque trabajo de esto desde los 18 años. Veamos si se gana o si no es así”, agregó. Por último, sostuvo que la reacción del jefe de Gabinete y la ministra de Industria es porque “no les gusta que les pregunten qué hacen con la plata de los ciudadanos”.