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Industriales y productores agropecuarios exportadores eligieron al gasto público y a la clase política como blanco para disparar sus críticas a la aplicación de retenciones a las exportaciones. Cristiano Ratazzi, presidente de Fiat, cuestionó en términos durísimos a la dirigencia y al Poder Ejecutivo, al señalar que en vez de aceptar un aporte del sector privado para programas sociales, cuyo uso iba a ser monitoreado por ONG y Cáritas, se optó por aplicar impuestos a las ventas externas. “Ese es el problema de fondo: ¿cómo les van a sacar el negocio a los políticos? A ellos les gusta manejar la plata”, planteó Ratazzi en una entrevista radial. “El gasto público sigue fuera de control y no hay fuerza para recaudar algo”, completó su concepto.
Aunque desde el Gobierno se insistió en el carácter “transitorio” de la medida, los productores e industriales exportadores no ahorraron críticas a la aplicación de retenciones, que apenas le recortará entre 10 y 20 por ciento de los beneficios que recibieron, hasta ahora, con la liberación cambiaria.
En el caso de los exportadores industriales, hasta diciembre recibían un peso por cada dólar vendido en el exterior. Con el dólar a dos pesos y una retención del 5 por ciento, recibirán como valor neto 1,90 peso por cada dólar exportado. Es decir, que aumentaron en un 90 por ciento sus ingresos en pesos, en tanto el dólar no descienda de sus niveles actuales. Lo cual, por cierto, es bastante improbable.
Sin embargo, la Cámara de Exportadores de la República Argentina, presidida por Enrique Mantilla, aseguró que las ventas al exterior caerán este año en más de 2000 millones de dólares, al salir a cuestionar las retenciones. Sostuvo que dicha medida es la expresión de “una política de parches” y es el reconocimiento de la incapacidad de llevar a cabo “una negociación adecuada del Presupuesto nacional y con las provincias por un acuerdo de coparticipación”. Mantilla también manifestó su desconfianza en que dichas retenciones vayan a tener una vigencia transitoria. “Esa afirmación tiene el mismo valor que cuando el Gobierno dijo que no iba a establecer derechos de exportación”, respondió.
Similar nivel de disgusto expresó el titular de Confederaciones Rurales, Manuel Cabanellas, quien también identificó a la ausencia de un más severo ajuste fiscal como causa para la aplicación de retenciones a la exportación. “No regulan el gasto público, no regulan los privilegios, pero siguen cobrando impuestos”, se quejó.
Tal postura de los exportadores pareció surgida de la usina de ideas de FIEL, habitual fuente de las expresiones neoliberales más ortodoxas. Daniel Artana, economista jefe de dicha entidad, afirmó ayer que las retenciones “son una respuesta de un Estado incapaz de ajustar sus cuentas por el lado del gasto”. “A mí, esos gravámenes no me gustan, porque la única ayuda financiera que va a recibir la Argentina va a provenir de las exportaciones: es una medida que va en contra de las economías regionales y a favor de la gente de las grandes ciudades”, agregó, ignorando la devaluación previa y el beneficio para los exportadores. Artana añadió que la medida “ha sumado una gran incertidumbre impositiva, el productor está desesperado porque no vende, y ahora está desesperado porque le viene un garrotazo del Gobierno”, exageró, en una parcialización que no sorprende proviniendo de FIEL.