Domingo, 14 de diciembre de 2014 | Hoy
ECONOMíA › OPINION
Por Emmanuel Alvarez Agis *
El gobierno nacional superó ayer un nuevo desafío en materia financiera, con el éxito del pago anticipado y voluntario del Boden 2015. Sin entrar en tecnicismos, la operación consistió en ofrecer por adelantado y en efectivo la suma de 6700 millones de dólares a nuestros acreedores. Si los rumores que permanentemente se escuchan en los mercados financieros locales e internacionales, y en buena parte de la prensa, fuesen ciertos, las dudas sobre la voluntad y capacidad de pago de Argentina para octubre de 2015 hubieran determinado la aceptación masiva del pago anticipado. Al contrario, el mercado brindó una contundente muestra de confianza: sólo el 2 por ciento de los acreedores optaron por llevarse sus dólares en efectivo.
De hecho, Argentina ofreció entregar en efectivo a sus acreedores una suma que más que triplica algunas de las peores corridas cambiarias que ha enfrentado el proyecto que comenzó en 2003 con la conducción de Néstor Kirchner primero y de Cristina Fernández de Kirchner después. Al contrario de lo anticipado por los agoreros de siempre, vista en su conjunto la operación permitió reducir deuda denominada en dólares por un monto de 185 millones de dólares, extender el plazo de 2015 a 2024 por un monto de 377 millones y obtener nuevo financiamiento por 286 millones.
Como siempre, los permanentes críticos de nuestro proyecto calificaron la operación como un fracaso. Las principales críticas fueron dos: o bien se argumentó que dadas las condiciones financieras negativas que se vivieron en los últimos días en los mercados internacionales, la operación debería haber sido suspendida; o bien que la operación de suscripción de nueva deuda estuvo mal gestionada y que, por tanto, tuvo baja adhesión.
En primer lugar es necesario decir que la suspensión de la operación podría haber sido interpretada como una señal muy negativa por los mercados financieros. ¿Cuál sería la causa de esa suspensión? ¿La turbulencia financiera internacional o una masiva adhesión al pago anticipado que el Gobierno no habría querido aceptar para no perder 6700 millones de dólares de sus reservas? No cabe la menor duda de que estos mismos críticos hubieran elegido agitar esta última opción. Al contrario, la operación fortaleció aún más la percepción financiera de Argentina, debido a que el pago anticipado tuvo una bajísima adhesión en la peor semana financiera del mundo de todo el año.
Pero en segundo lugar, las críticas a la mala gestión no son más que una confesión de partes. En la prensa escrita y en algunas redes sociales se leen críticas que argumentan que la operación no estuvo “pactada de antemano con los inversores” o que “el Gobierno no tenía arreglada la colocación”. Resulta sorprendente que estos argumentos no escandalicen a la prensa y a la opinión pública.
¿Qué significa pactar una operación por 6700 millones de dólares de antemano? Al parecer, muchos economistas y ex funcionarios no anhelan la vuelta de Argentina a los mercados financieros internacionales, sino que extrañan las comisiones y coimas que solían estar asociadas a cualquier tipo de operación financiera que involucrara al mercado internacional de capitales. El equipo económico que integro muchas veces es acusado de falta de experiencia. Sin embargo, el verdadero problema es que el único proyecto político que tiene experiencia en desendeudar al país es el que comenzó en 2003 y continuará en 2016.
* Secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo.
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