ECONOMíA › LOS PETROLEROS TAMBIEN APUNTARON A LOS PIQUETEROS

La moda del establishment

 Por Raúl Dellatorre

El establishment no esperó mucho para usufructuar el espacio que le abrió el Presidente de la Nación al descalificar a los sectores piqueteros más intransigentes. A 24 horas de aquellas manifestaciones, el actual presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas, Ernesto López Anadón, expresó su “más firme repudio a los grupos que, escudándose en urgencias sociales que sufre gran parte de la población, han hecho de la intimidación pública un medio de vida que usufructúan en beneficio propio”, en alusión al movimiento de desocupados de General Mosconi y Tartagal (Salta). Fue en la celebración del Día del Petróleo, con la presencia de Daniel Cameron, secretario de Energía, en representación del Presidente de la Nación, que ni siquiera intentó ensayar una respuesta en su posterior intervención.
La arremetida de López Anadón, directivo de Repsol-YPF, contra los piqueteros y ex trabajadores de YPF que protagonizaron las protestas de mediados de noviembre pasado dejó en segundo plano las consideraciones sobre el estado actual y perspectivas del sector petrolero. De hecho, el pasaje en el que “repudió” a los manifestantes fue el más aplaudido de su discurso.
Los hechos a los que aludió el directivo a cargo de la presidencia del instituto son los que protagonizaron ex empleados de YPF que reclaman por el pago de las indemnizaciones que se le adeudan. En principio, bloquearon la salida de camiones de una planta de abastecimiento en el interior de la provincia de Salta. Su desalojo por la fuerza provocó la reacción de grupos piqueteros de General Mosconi, a pocos kilómetros del lugar, que se concentraron frente a las oficinas de otras petroleras (Tecpetrol, Refinor) y apedrearon sus vidrios. Tecpetrol amplificó el hecho al punto tal de amenazar con dejar el país. Ayer, López Anadón le dio otra vuelta de tuerca al asunto.
“La industria del petróleo y del gas buscó respuestas a la crisis, trató de adaptarse y encontrar la manera de seguir invirtiendo y creciendo. Y colaboró en gran medida con la reactivación que ha comenzado a gestarse. No se entiende, entonces, los ataques a propiedades pertenecientes a empresas miembro de nuestra industria, y doy como ejemplo lo ocurrido recientemente en el norte del país”, relató el empresario en su discurso. Puntualizó que esos hechos “van directamente en contra de un sector que, junto con muchos otros, conforman la esperanza de alcanzar una vida mejor para muchos, tan o más necesitados que los agresores, pero que conservan su dignidad y honradez.”
Previamente, en el mismo discurso, López Anadón había dedicado un largo párrafo a destacar el espacio que el sector le dedica al capítulo de “la responsabilidad social”, un término hoy de moda con el que se alude al involucramiento de las grandes empresas con problemas ambientales y de la comunidad. Sin embargo, no hubo señalamientos en ese repaso a acciones realizadas en favor de las poblaciones hambreadas de Mosconi o Tartagal, en el norte, o Cutral-Có en el sur, entre las regiones abandonadas por la inversión petrolera o caídas bajo las consecuencias de fuertes reducciones de personal.
Cameron, a su turno, pareció enfilarse en un par de pasajes de su discurso a delinear alguna respuesta a la intervención del empresario, pero sólo se trataba de errores de percepción de quien lo escuchaba. En un caso, fue cuando reclamó la “solidaridad de ustedes”, pero sólo aludía a los esfuerzos que deberán hacerse para asegurar el abastecimiento de energía mientras se negocian los ajustes de precios y tarifas. En otro párrafo, pareció entrar en el tema del norte cuando señaló “la conflictividad puede reducirse”, pero sólo se refería a los conflictos por las regalías entre empresas petroleras y provincias, como quedó claro en sus palabras posteriores.

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