ECONOMíA

Pocos y poderosos exportadores son dueños de los deseados verdes

 Por Maximiliano Montenegro

“Lo vi muy preocupado porque los exportadores no están liquidando las divisas. Me dijo que si no conseguimos que ingresen rápido los dólares al país, se va a hacer difícil controlar el dólar.” La frase pertenece a un ministro que el miércoles se entrevistó con el presidente del Banco Central, Mario Blejer. Un día antes, el presidente Eduardo Duhalde y Jorge Remes Lenicov quedaron perplejos cuando el indio Anoop Singh, jefe de la misión del FMI que pasó por Buenos Aires, les advirtió, durante una entrevista en la Casa Rosada, que el Fondo no aprobaba que el Banco Central gastara reservas para detener el derrumbe del peso y que había que dejar que el mercado encontrara libremente su “valor de equilibrio”. El viernes, Blejer instrumentó una circular que obliga a los bancos a vender casi todos los dólares en efectivo que todavía tenían en cartera, lo que logró descomprimir la situación. Sin embargo, todos saben que la calma durará poco. Y prenunciará una nueva tormenta, a menos que el Gobierno disuada a los dueños de los dólares para que suelten los que retienen a la espera de que una mayor devaluación mejore aún más sus ganancias.
En el Ministerio de Economía se quejan de que el Central no les provee información para controlarlos. Pero no es una tarea compleja identificar a los responsables de tanta histeria: un puñado de comercializadoras agrícolas (Cargill, Dreyfus y Bunge, entre otras), el cártel del petróleo, liderado por Repsol YPF, y dos grupos económico locales: Pérez Companc y Techint. Según el listado oficial de Aduana, al que accedió Página/12, apenas una veintena de empresas cobraron en el exterior, desde diciembre hasta el 28 de febrero último, unos 3000 millones de dólares.
En los últimos días, se acentuó la tendencia de las últimas semanas: todos compran dólares, apenas les sobran algunos pesos, mientras que los que tienen que venderlos (los exportadores, que cobran en dólares en el exterior) los retacean, esperando que la suba de la cotización les reporte mayores ingresos en pesos. Así, la divisa levanta vuelo y sólo puede ser detenida por las ventas de reservas del Banco Central, que desde el 11 de febrero –cuando se liberó el tipo de cambio– ya perdió unos 1000 millones de dólares. Dentro de esa lógica, hay funcionarios de Economía que acusan a Blejer de “tibio”, porque no salió a vender más agresivamente dólares para producir una fuerte caída del dólar que modifique las expectativas.
La respuesta desde el BC es que una estrategia semejante en el actual contexto no duraría mucho, porque una vez que la cotización descendiera a 2 pesos, o menos, no sólo correrían más particulares a comprar dólares, sino que también se sumarían masivamente los importadores; en tanto, que los exportadores ingresarían todavía menos divisas. Para colmo, Blejer cree que la advertencia que el enviado del Fondo le trasmitió personalmente a Duhalde y a Remes es seria y que si el Central pierde masivamente reservas en las próximas semanas, se podría ingresar antes de fines de abril en el peor de los mundos: un Central sin reservas y Washington negando la asistencia financiera, convencido de que es inútil prestarle a la administración Duhalde dólares para que rápidamente vayan a parar a manos privadas.
La única forma de salir de la trampa es obligar a los exportadores a vender los dólares, porque si el dólar bajara, sin los esfuerzos desesperados del Central, eso ayudaría a modificar, a su vez, las expectativas de que el dólar debería seguir elevándose indefinidamente.
El Presidente dijo que se modificarán las normas “para que los exportadores tengan la obligación de liquidar (sus dólares) más rápido”. Sin embargo, el propio Remes Lenicov ya dispuso hace dos meses esos instrumentos legales. El problema es que nadie se preocupa por aplicarlos. Las empresas que no cumplieran con dichos plazos podrían ser denunciadas por violar el régimen penal cambiario que, además de imponer fuertes multas a los infractores, podría derivar en la apertura de causas penales contra sus directivos. Sólo en febrero, unas 20 empresas cobraron en el exterior 1230 millones de dólares. La mayoría de dichas empresas, que ya acumulaban alrededor del 70 por ciento de sus ventas de diciembre y enero sin liquidar en Argentina, tienen un plazo límite de ingreso de las divisas al país de 15 a 30 días. Los listados de los embarques al exterior son confeccionados diariamente en Aduana. Pero ni en el Ministerio de Economía ni en el Ministerio de la Producción saben cómo hacer para cruzarlos con los dólares liquidados diariamente por los exportadores en el sistema financiero. Tal información es crucial por un motivo muy simple: las resoluciones de Economía establecen los plazos de liquidación a partir del día del embarque de la mercadería en Aduana.
En el Central se había prometido que cada banco se encargaría de controlar, al momento de comprar los dólares al exportador, que la operación estuviese encuadrada dentro de los plazos legales correspondientes. Si no fuera así, debería girar un expediente al Banco Central y otro a la Aduana, para que labren las actuaciones legales. Sin embargo, el presidente de un banco que opera 30 millones de dólares diarios en comercio exterior le dijo a Página/12 que ellos pasaban diariamente información detallada al Central sobre los exportadores que vendían divisas. Pero reconoció que no estaban controlando si la fecha de liquidación encuadraba dentro del plazo legal, porque ni siquiera tenían información de Aduana sobre la fecha de los embarques. El banquero, igualmente, en base a su experiencia, admitió que los exportadores se están quedando con los dólares el mayor tiempo posible.
De los listados oficiales a los que accedió este diario se desprende lo siguiente:
u Entre diciembre y enero, hay un selecto grupo de 20 compañías que vendieron al exterior por 2772 millones de dólares, la mitad de las ventas totales del país.
u Pueden dividirse en tres grupos: las “cerealeras”, las petroleras y los grupos económicos locales.
u Seis multinacionales comercializadoras del agro, Aceitera General Deheza y Vicentin, vendieron por más de 1200 millones de dólares. En el caso de los cereales, el plazo de ingreso de divisas al país es de 15 después luego del embarque. Sin embargo, la mayor parte de estos dólares no fueron liquidados.
u Cuatro petroleras, con Repsol YPF a la cabeza, obtuvieron en el exterior otros 1100 millones de dólares. El plazo máximo de liquidación es de 30 días, pero en diciembre, enero y febrero no habrían prácticamente vendido dólares. Sin embargo, como informó este diario el martes pasado, por un decreto de 1989 –que contradice las recientes resoluciones de Economía– las petroleras están autorizadas a disponer hasta el 70 por ciento de sus divisa en el exterior, algo que Remes deberá modificar si quiere mantener domado al dólar.
u Pérez Companc es hoy el grupo local más fuerte en el negocio de exportación, con inversiones en petróleo, gas y agro. En los últimos tres meses obtuvo más de 200 millones de dólares.
u Techint, el grupo de los Rocca, también generó más de 200 millones de dólares en los meses álgidos de devaluación. Pero legalmente está más resguardado que los mencionados anteriormente, ya que los productos siderúrgicos (Siderca y Siderar) pueden liquidarse hasta 120 días después de producido el embarque. ¿Alguien sabe a cuánto estará el dólar en mayo, cuando se le empiecen a vencer los plazos para traer esos dólares al país?

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Ni el Banco Central ni la Aduana tienen registros sobre si los exportadores están liquidando divisas.
 
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