ECONOMíA › INFORME ESPECIAL: ¿POR QUE NO SE TOMAN CREDITOS?
El salario quedó muy chiquito
Pese a la caída de la tasa de interés y a la elevada disponibilidad de fondos en los bancos, el crédito sigue sin reaccionar.
Por Claudio Zlotnik
¿Por qué no aparece la demanda de créditos hipotecarios? ¿Por qué siguen ausentes los préstamos prendarios, a pesar del fuerte aumento en las ventas de autos? La respuesta es concreta: después de la devaluación, los inmuebles y los vehículos aumentaron mucho más que los salarios. Entonces se hace imposible pagar las cuotas. Según el ingreso promedio de las familias argentinas, la cuota para pagar un departamento de dos ambientes a doce años de plazo se llevaría casi todo ese dinero. A pedido de Página/12, un par de consultoras de la city realizaron diversos ejercicios para determinar las razones que explican el estancamiento de los créditos, a pesar de la sensible caída de las tasas de interés y de la liquidez con que cuentan los bancos.
El actual ingreso formal promedio de una familia tipo asciende a 1131 pesos mensuales. Para comprarse un departamento de dos ambientes en la Capital a doce años, la cuota sería de 943 pesos, equivalente al 83 por ciento del dinero que recibe en concepto de salario. Así no hay plan crediticio que sea viable.
Los especialistas, no obstante, se muestran optimistas. Afirman que el escenario actual mejoró respecto de un año atrás. En diciembre de 2002, el salario formal de una familia era de 976 pesos y ni siquiera alcanzaba para abonar la cuota del departamento, que era de 1582 pesos. Pero lo cierto es que todavía falta mucho para llegar a los niveles de la convertibilidad. En aquel momento, el ingreso medio era de 930 pesos y la cuota era de aproximadamente la mitad: 456 pesos.
A pesar de que el poder adquisitivo se incrementó alrededor de 12 por ciento en el último año y medio y las tasas de interés cayeron –del 24 al 14 por ciento anual–, lo cierto es que el valor de los inmuebles se disparó, en pesos, después de la devaluación. Y eso hace prácticamente inalcanzable la financiación.
También es difícil la realidad de los préstamos prendarios: para comprar un Chevrolet Corsa base, una familia debería destinar la mitad de sus ingresos, si pretende adquirirlo a tres años. Durante la convertibilidad, la relación era algo mejor: sobre una entrada de dinero de 930 pesos se destinaba 430 a pagar la cuota. Como los inmuebles, los autos cero kilómetro también mostraron fuertes aumentos tras la devaluación. El Volkswagen Gol, uno de los más populares, subió de 10.000 a 17.000 pesos. En los bancos consultados por este diario dijeron que, debido a las restricciones, la mayoría de quienes se endeudan para sacar un auto nuevo dejan su usado como parte de pago. Son los únicos que pueden hacer frente a la cuota.
El mayor avance se dio en los préstamos personales. De hecho, son los únicos que están creciendo. En el ejemplo se tomó la adquisición de una computadora personal, un producto que también aumentó su precio tras la salida del uno a uno. Mientras en la convertibilidad una familia destinaba el 10 por ciento de sus ingresos a pagar la cuota (98 pesos sobre 930 que entraban), ahora esa relación se sitúa en el 18 por ciento (para una línea a doce meses, la cuota asciende a 201 pesos frente a ingresos por 1131). En relación con un año atrás, la situación mejoró en forma sensible: para comprar la misma PC, la familia debía desviar casi un tercio de sus ingresos. Esta circunstancia se dio por la baja de las tasas de interés que se verificó en los últimos meses: en el caso de los personales hubo una caída de 20 puntos: en la actualidad, la tasa promedio ronda el 20 por ciento anual, sin contar los costos anexos.
Funcionarios consultados por Página/12 se mostraron optimistas: aseguran que el mercado crediticio seguirá normalizándose. En el Banco Central trabajan en varios frentes. Alfonso Prat Gay piensa que las tasas que cobran los bancos pueden seguir cayendo. Así lo expresó en sus últimas apariciones públicas. Concretamente, cree que en el futuro deben darse tres condiciones para que los bancos presten en forma masiva:
u La evolución positiva de los salarios.
u Una caída de las tasas que cobran los bancos.
u La puesta en marcha de mecanismos financieros que disminuyan incertidumbres de los bancos y que sirvan para abaratar las tasas de largo plazo.
En el Central tienen claro que si no sigue mejorando la relación entre el salario y las cuotas, es imposible una reactivación de los créditos.