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El romance con los hinchas no termina de encenderse

Había ganas de entusiasmarse con la Selección, y hubo aplausos cuando el equipo tocó y marcó la pausa. Pero una silbatina despidió al entrenador.

 Por Facundo Martínez

El romance de los hinchas con la Selección se apaga. Si bien la gente terminó concurriendo al Monumental en buen número –se vendieron 40.500 localidades, faltó llenarse la tercera bandeja en las plateas– y con cierto entusiasmo por los nombres que había convocado Marcelo Bielsa para este partido, la retirada marcó ese distancia, dentro de un clima que mezclaba tenue alegría, por el resultado, y desilusión por lo que el equipo terminó dando en el campo de juego.
Lo poco que lograron encenderse las tribunas desde el inicio del encuentro no tardó en consumirse. Las banderas “Aguante Bielsa” o “Gracias Bielsa” dejaron pronto de moverse. En silencio, sentados en las populares, los hinchas apenas se entusiasmaron al descubrir que Diego Maradona observaba el partido desde uno de los palcos.
Un murmullo acompañaba la insistencia de Delgado por la derecha con sus centros. A medida que los centros se repetían, también el murmullo incómodo. Así se llegó al entretiempo, como a la espera de que el equipo reaccionara y comenzara a ofrecer otro espectáculo, el que la gente había venido a buscar al Monumental.
Por eso no extrañó que se festejara abiertamente el ingreso de Tevez en el complemento. Sin embargo, eso no terminó de conformar a los hinchas, que enseguida empezaron a pedir a Saviola, mientras un sector aprovechaba para insultar al entrenador.
El ingreso de Riquelme resultó el momento culminante en el que los hinchas se unieron para corear el nombre del volante, y le puso algo de sal a la noche sosa, además de generar uno de los pocos aplausos. Fue mientras se seguía insistiendo por Saviola que Crespo abrió el marcador: el festejo fue con lo justo, sin desbordes.
Sólo hubo clima de Eliminatorias, como los que se vivieron antes del Mundial 2002, en el último tramo del partido, entrando en el último cuarto de hora, en que el equipo cambió por la pausa y el pase seguro. Cuando mostró el fútbol que le gusta a la gente. A pesar de la victoria, el técnico argentino se retiró de la cancha en medio de una silbatina, bañado con unos pocos aplausos.
La nota la dieron los ecuatorianos que están dolarizados y trajeron 3000 hinchas a River, los que alentaron constantemente a su equipo. Lo curioso fue que en algunos momentos de ese aliento les corearon a sus jugadores “sí, se puede”, y se quedaron gritando “Bolillo, Bolillo” media hora después de terminado el partido, en reconocimiento al entrenador.

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