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Los países latinoamericanos formalizaron el reclamo para que el Fondo Monetario cambie la forma de calcular el superávit. Lo hicieron ayer, en la ciudad de Lima, en el marco de la reunión anual del BID. Los gobiernos de la región se pusieron de acuerdo en pedir que las inversiones en infraestructura que haga el Estado queden excluidas de los cálculos de gastos al medir el resultado fiscal primario.
La posición de América latina quedó expresada en la “Carta de Lima”, rubricada por los gobiernos de la región. La presentación quedó a cargo del ministro de Planificación de Brasil, Guido Mantega, y de su par peruano, país anfitrión. “Estamos tratando de perfeccionar la contabilidad de las inversiones en infraestructura, que actualmente se están perjudicando al ser contabilizadas como gastos”, dijo el ministro brasileño.
La propuesta de modificar los cálculos de solvencia fiscal fue consensuada un mes atrás entre Néstor Kirchner y Inácio Lula da Silva. Esa idea tomó forma durante las calientes jornadas de la negociación entre la Argentina y el Fondo Monetario. Ayer, con la presentación en Lima, Perú, quedó formalizada ante los propios organismos multilaterales.
Si la iniciativa prospera, los países podrían excluir sus inversiones en infraestructura como gastos corrientes y, por lo tanto, tendrían más oxígeno para cumplir con los objetivos fiscales. “El gasto es gasto y la inversión es inversión. Son diferentes. Debe perfeccionarse ese concepto”, explicó Mantega.
La moción es importante para la Argentina, tomando en cuenta que en los próximos meses se viene una dura negociación con el Fondo en relación al superávit primario (antes del pago de los intereses de la deuda) que tendría que conseguirse en los años 2005 y 2006.
En el marco de la reunión anual del BID, en donde se dieron cita financistas internacionales, el ministro brasileño se vio obligado a dar precisiones sobre el pedido de flexibilización. En ese sentido, el ministro aseguró que “no existe la intención de reducir la responsabilidad fiscal” con el nuevo cálculo. “La responsabilidad fiscal no tiene ideología, no es de izquierda o de derecha” –señaló–, y afirmó que tampoco sirve tener un ajuste fiscal sin crecimiento. “Para que haya crecimiento se requieren nuevos instrumentos, y para eso tiene que haber una flexibilización, tal cual lo estamos solicitando”, concluyó el ministro de Brasil.
En otro orden, Mantega puso límites a la creación del ALCA. Manifestó que podría tener un “carácter modesto”. Lo definió así: “Hemos visto que es posible un ALCA si no afecta negativamente los intereses de los otros. O sea, un ALCA más modesto. Tal vez en el futuro pueda madurar, si las partes pueden ceder una cosa aquí y otra allá”, sintetizó, poniendo paños fríos a la aspiración estadounidense de acelerar la formación del área de libre comercio continental.