ECONOMíA › LAVAGNA REFUTO DECLARACIONES DE RAFAEL BIELSA SOBRE LA DEUDA
La negociación es mía, mía, mía
El canciller comentó que los representantes de países europeos recibieron un adelanto de la oferta que Argentina les hará a los bonistas. Inmediatamente, Lavagna salió a negarlo.
Roberto Lavagna desautorizó públicamente a Rafael Bielsa por el tema de la deuda. Ocurrió ayer, pocas horas antes de la finalización de la Cumbre de Guadalajara. La cuestión se originó con declaraciones del canciller. Bielsa había manifestado que el Gobierno solicitó el apoyo a los países europeos, de cara a las negociaciones con el FMI. También informó que esos gobiernos habían recibido detalles de la propuesta que la Argentina hará pública la próxima semana para reestructurar la deuda. Horas después de estas aseveraciones, Lavagna desmintió uno tras otro los dichos de su colega en el gabinete nacional. Un fuerte chispazo, si se tiene en cuenta lo sensible del tema y el escenario en donde ocurrieron los acontecimientos.
Lavagna tomó la decisión de desmentir a Bielsa una vez que tuvo en su poder los cables de las agencias noticiosas que le informaban sobre las declaraciones de su colega. Bielsa las había pronunciado durante una conferencia de prensa especialmente armada luego de que compartiera con Lavagna reuniones bilaterales con sus pares de Francia, Holanda, Austria y España. “Lavagna les anticipó lineamientos de la propuesta final que se les presentará el mes próximo (a los bonistas)”, explicó el canciller frente a los periodistas.
Pero el titular del Palacio de Hacienda rechazó esa versión. Dijo en forma directa que la propuesta oficial “estará primero en la Argentina”, más allá de que el tema pueda abordarse en reuniones oficiales, pero sin dar ningún detalle.
En una segunda instancia de la charla con la prensa, Lavagna descalificó otra afirmación de Bielsa: manifestó que a los representantes europeos “no se les requirió que adelanten su posición en las próximas votaciones en el directorio del FMI sobre el acuerdo con Argentina”.
Como puede apreciarse, el viaje de los ministros a México estuvo impregnado por la cuestión de la deuda. Se espera que en los próximos días Economía ofrezca más detalles de la propuesta, que contendría flexibilizaciones a lo presentado en Dubai en septiembre del año pasado (ver nota aparte). Si bien Alberto Fernández señaló que ello ocurriría la próxima semana, Lavagna manifestó ayer que la espera se extendería por 15 días.
Economía, a su vez, relativizó dichos del vocero del Fondo sobre que el organismo pondría como condición para la aprobación de las metas del tercer trimestre un avance importante en la renegociación con los acreedores particulares. Lavagna aseguró que “el FMI hace un seguimiento pero no interviene” en esas conversaciones. Y concluyó que las versiones “son especulaciones de la prensa, hay que atenerse a las declaraciones oficiales, lo demás son chismes”, dijo el ministro.
El cruce de Lavagna por los dichos del canciller refleja con toda potencia los celos del titular de Hacienda por mantener bajo su estricto comando la negociación de la deuda. Pero ésta no fue la única pelea a distancia que protagonizó el ministro de Economía.
Lavagna se hizo un tiempo para revelar que le “encanta discutir de política con el Presidente. Estamos mutuamente encantados”, dijo, al dar cuenta de que Kirchner había manifestado, a Página/12, su disfrute por las discusiones económicas con su ministro. A su vez no dejó de elogiar a Eduardo Duhalde, quien lo designó ministro en 2002. “Ah, sí, el otro matrimonio”, ironizó. “Pero yo soy monógamo”, remató.
También arremetió contra los gobernadores que lo tironean para obtener más fondos de la coparticipación. Esa es una de las pretensiones de, por ejemplo, el cordobés José Manuel de la Sota, enfrentado políticamente a Néstor Kirchner. Y también del bonaerense Felipe Solá. “El Gobierno no va a aceptar el reclamo de algunas provincias de fondos adicionales que podrían costarle un punto del superávit fiscal”, adelantó. Pese a las discrepancias notorias, Lavagna no se salió de la lógica política y llevó la puja hasta un límite. Luego paró y se mostró optimista. “El Gobierno cree que las actuales son las mejores condiciones en muchos años para discutir la Coparticipación”, opinó.