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Néstor Kirchner decidió intervenir ayer en la pelea con la provincia de Buenos Aires por la coparticipación de impuestos, pero no para agudizar la confrontación sino para bajarle el tono. “No hay que dramatizar”, sostuvo el Presidente, un día después de que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro del Interior, Aníbal Fernández, dieron una conferencia de prensa en Casa Rosada sólo para criticar la “poca comprensión” de Felipe Solá. La respuesta a los Fernández la dio el ministro de Economía bonaerense, Gerardo Otero, quien ratificó el rechazo de la provincia a la propuesta de distribución de recursos del gobierno nacional.
La defensa de los bonaerenses tuvo a otro protagonista con mayor peso político: el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. “Buenos Aires jamás pretendió, pretende o pretenderá ser beneficiada a costa de las economías de otras provincias”, enfatizó, contestando directamente a Alberto Fernández, quien había dicho que un eventual aumento de recursos para Buenos Aires sería a costa de otros distritos. La participación de Camaño en la discusión demostró que este tema es otro motivo de disputa entre duhaldistas y kirchneristas. El diputado promovió anteayer un encuentro de legisladores nacionales bonaerenses para plantarse ante el Gobierno nacional, que viene presionando a Solá para que acepte su proyecto de ley.
Los duhaldistas no salieron precisamente en defensa de Solá sino de “su” territorio. Camaño pretende organizar otro encuentro de legisladores, convocando incluso a radicales –como Margarita Stolbizer–, para darle un carácter más “institucional” a la respuesta bonaerense.
Kirchner, en tanto, sostuvo que las negociaciones para una nueva ley de coparticipación “llevarán el tiempo que tengan que llevar, sin dramatizar el tema”. Fueron declaraciones que hizo en Río Gallegos. “Cuando las provincias discuten intereses, me parece bárbaro; yo estuve de los dos lados del mostrador y también iba a pelear con la Nación por los pesitos que me podía llevar para mi provincia”, rememoró el mandatario, para quien esas negociaciones constituyen “las prácticas sanas de la democracia”.
Para Kirchner, “es evidente que hay intereses contrapuestos entre las 23 provincias, y siempre ha habido discusión con la provincia de Buenos Aires”. El Presidente cerró el tema diciendo que “tengo el mayor de los respetos por el gobernador Solá y por todos los gobernadores”.
Más allá de las palabras del Presidente, Otero, el ministro de Economía de Solá, ratificó su negativa a firmar el proyecto que impulsa la Nación. Recordó que el propio Kirchner admitió durante la campaña electoral la necesidad de restituir los 8 puntos de coparticipación que reclama el gobierno bonaerense, resignados en la década del ‘80 durante la gestión del radical Alejandro Armendáriz.
“El proyecto (de coparticipación) no es algo que Buenos Aires pueda acompañar, ya que profundiza cuestiones que creemos que hay que corregir y básicamente consolida una participación mayoritaria en la distribución de recursos en el gobierno nacional, que se ha ido dando a lo largo de los últimos 15 años”, aseguró Otero. El funcionario insistió en que ese texto “profundiza el centralismo”, porque crea un fondo de emergencia “que será manejado por la Nación”, y porque “no utiliza indicadores objetivos para distribuir los recursos entre Nación y provincia, y entre las provincias entre sí”.
“Que no nos pidan que acompañemos este proyecto. Buenos Aires no plantea que el resarcimiento que pretende sea a costa del resto de las provincias sino a costa del gobierno nacional, que es el que ha crecido en los últimos 15 años y es el que tiene hoy el 60 por ciento de los impuestos que se coparticipan y el 70 por ciento del total de los impuestos nacionales”, concluyó Otero.