ECONOMíA › EL FMI NEGO SER RESPONSABLE DE LA CRISIS DEL 2001
Para Rato, el Fondo no fue
Según el titular del organismo, lo que sucedió en la Argentina fue responsabilidad sobre todo de “sus instituciones políticas, civiles y sociales”, no de sus consejos. Respuesta a Kirchner.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, aseguró que el “principal” responsable de la crisis que vivió la Argentina durante los últimos diez años fueron “las instituciones políticas y sociales del país”. En otras palabras, las políticas recomendadas por el organismo no tuvieron nada que ver con los resultados. En una entrevista publicada este domingo por el diario El País de Madrid, el funcionario consideró también que el Fondo no es “el gobierno económico del mundo”. Y mucho menos, como se sugiere con malicia, el “cobrador del G-7”.
La imagen de Carlos Menem hablando frente a la asamblea anual del FMI, los papers del staff que alababan las políticas implementadas durante los ’90, el tratamiento de niña mimada que recibió la Argentina durante los años en que se gestaba la peor crisis de su historia, quedaron, mediante un breve trámite, reducidos a meras anécdotas.
“El FMI no es el principal actor en la Argentina en los últimos diez años, lo son sus instituciones políticas, civiles y sociales”, expresó Rato. Implícitamente, respondió también a las críticas realizadas por el presidente Néstor Kirchner, quien ante la Asamblea de la Naciones Unidas en Nueva York había solicitado un “urgente, fuerte y estructural” rediseño del organismo financiero.
Para Rato, los reproches al Fondo por la crisis argentina resultan una derivación de su nueva política de autocrítica, plasmada en la creación de la Oficina de Evaluación Independiente. “Ocurre que la evaluación sobre lo que hemos hecho en la Argentina la ha hecho esta oficina creada por nosotros. Entonces hay una cierta propensión a confundir eso con que lo único que ha sucedido en la Argentina es lo que el Fondo ha hecho, y eso me parece un error”, afirmó.
En rigor, la Oficina de Evaluación Independiente analizó 175 acuerdos firmados entre 1993 y 2001, entre los que también se cuentan los suscriptos con la Argentina. La conclusión, leída sin las excusas de sus redactores, fue lapidaria y dejó seriamente cuestionada la capacidad técnica del organismo. “Las proyecciones realizadas en los acuerdos”, esas que ataban la aplicación de las recetas típicas del Consenso de Washington al desembolso de ayuda financiera, “se desvían de los datos observados” en la mayoría de los casos.
“Hallamos que el modelo revelado por las proyecciones del staff del FMI difieren significativamente del modelo evidenciado en los datos históricos”, destacaron los técnicos independientes. Se trata, por cierto, de una manera elegante de decir que casi nunca la pegaron.
Rato agregó que “no somos el gobierno económico del mundo. Estamos al servicio de los gobiernos, con la función de mejorar su política económica”. Y a pesar del peso del G-7 en las decisiones del directorio, negó cualquier rol del organismo como “cobrador del frac”. Algo difícil de suscribir desde Argentina.