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Si algo dejó en claro Rodrigo Rato en la entrevista publicada ayer por el diario español El País, es que, al menos en los reportajes, no está dispuesto a abandonar el tono institucional y formal del burócrata internacional. Una a una, sus respuestas se adaptaron estrictamente al discurso oficial del FMI. Algunos textuales muestran que el tiempo pasa pero el discurso queda.
- Multilateral. “Ya no somos solo el mundo de la OCDE. Se han sumado los países emergentes, luego los surgidos de la Unión Soviética. Y China, Corea, el sudeste asiático...”
- El más querido. “Quiero recordar que a mí me ha elegido un consejo por unanimidad, con el respaldo de todos los países de la UE y de Latinoamérica, y un gran apoyo asiático y africano.”
- Receta única. “Se nos plantea un desafío cada vez mayor, el de adaptarnos a las necesidades de cada país, pues las cosas no son iguales no se ven de la misma forma en todas partes.”
- Desequilibrios. La economía mundial está en su mejor momento de los últimos 5 años, pero el déficit presupuestario y comercial norteamericano y el escaso crecimiento de Europa constituyen problemas.” “Los peores desequilibrios macroeconómicos los están generando los países desarrollados.” En contrapartida, “hay un asentamiento creciente y positivo de buenas políticas económicas en Chile, Brasil, Uganda, China, Vietnam...”
- Preocupaciones sociales. “Primero vienen los programas de reducción de la pobreza y luego (en el caso de los países más pobres y altamente endeudados) se condona o reduce la deuda para evitar que siga creciendo. El Consejo Directivo ya ha planteado la renovación de estos programas (que vencen en diciembre próximo) por dos años.” “Estamos trabajando sobre distintas iniciativas para evitar que, una vez limpiada la deuda de un país, ésta se reproduzca.”
- Solidaridad. “Los ricos deben aumentar la ayuda a los países en desarrollo y darles acceso a sus mercados, y los pobres deben mejorar su forma de gobernar.” “Es necesario doblar la cuantía de los recursos destinados a la ayuda al desarrollo.”
- Austeridad. “No queremos tener equilibrios presupuestarios por una cuestión de principio. Los queremos para evitar que la deuda aumente en los países pobres, porque eso la hace insostenible.”
- Intervenciones en las crisis. “El fondo ha cortado las crisis y las ha hecho menos profundas.” “Sin él, Corea, México, Brasil, Turquía o la India habrían tardado más tiempo en resolver sus crisis.” “No está ni mucho menos demostrado (que al FMI las agrave). Los mercados experimentan una crisis de confianza no de forma caprichosa. Normalmente detectan que el país en cuestión está aquejado de una debilidad en la sostenibilidad en sus finanzas públicas y creen que no podrá pagar. A veces el mercado se equivoca. Y una intervención del Fondo para devolver la confianza evita que esta equivocación se convierta en la profecía que se autocumple. El caso más claro y más reciente es el de Brasil, en el año 2002. La mala profecía no se cumplió porque el Fondo intervino y porque el Gobierno del Presidente Lula actuó correctamente.”
- Gastos. “Un país que entra en crisis debe recortar sus gastos en todos los capítulos. Desde hace unos años nosotros hacemos hincapié en las estrategias contra la pobreza. En la evaluación anual de los países tenemos en cuenta aspectos como las catástrofes naturales, las epidemias, los problemas sanitarios. Y aconsejamos que las inversiones sociales y en infraestructuras sean prioritarias sobre los gastos innecesarios o los gastos de armamento o en exceso de burocracia que son prescindibles.”
- Ingresos. “Muchos países en vías de desarrollo apenas alcanzan unos ingresos fiscales del 20 por ciento de su PIB, más o menos la mitad que en Europa. Tienen mínimos exentos del impuesto de la renta que son el doble que los de los países desarrollados, aunque su renta per cápita sea tres o cuatro veces menor.”
- Cobrador del G7. “El Fondo no hace de cobrador del frac de nadie. Sólo cobra sus deudas, no las de otros. Otorga facilidades, cobra tiempo después de que haya pasado la crisis.”