ECONOMíA › NIVEL RECORD DE EXPORTACIONES E IMPORTACIONES

Comprarle y venderle al mundo

El Intercambio Comercial Argentino (ICA) registró en 2004 un superávit de 12.133 millones de pesos, lo que significó una disminución del 22,8 por ciento en relación con los 15.732 millones conseguidos un año antes. La información difundida ayer por el Indec consolida la tendencia estructural de la economía argentina, según la cual el crecimiento económico es acompañado por la disminución del saldo favorable de la balanza comercial. La composición del superávit mostró un aumento de las exportaciones del 17 por ciento, explicado principalmente por los mejores precios, contra una suba de las importaciones del 61 por ciento.
Los 34.453 millones de dólares exportados en 2004, un valor que representa alrededor del 23 por ciento del PIB, marcaron un record histórico. A priori podría decirse que el indefinido modelo de dólar alto comienza a dar sus frutos, pero la situación cambia cuando se observa que el grueso de la mejora en las ventas al exterior respondió a la suba de los precios internacionales de los productos exportados, principalmente las commodities que explican más del 70 por ciento de las ventas. De acuerdo con lo informado por el Indec, las ventas al exterior crecieron en volumen sólo un 5 por ciento contra un 11 por ciento que aumentaron los precios.
La composición de las exportaciones mostró que un 18 por ciento correspondió al rubro Combustible y Energía, y un 20 por ciento a Productos Primarios. En ambos casos, las cantidades exportadas fueron menores a las de 2003, 10 por ciento en el primer caso y 2 por ciento en el segundo, pero subieron en valor por los considerables aumentos de precios. Los dos rubros restantes, las manufacturas, tanto de origen agropecuario (MOA) como de origen industrial (MOI), combinaron aumentos en precios y cantidades. El buen desempeño de las MOI, que alcanzaron el 28 por ciento del total exportado, se debió especialmente al aumento de las exportaciones del sector automotor con destino a México y Chile y por la interrelación de las terminales locales con Brasil. También mostraron un buen desempeño dos rubros tradicionales, como productos químicos y los producidos por las industrias metálicas básicas y la siderurgia. En general, se trata de perfiles industriales poco sofisticados.
Las importaciones, en tanto, crecieron el 61 por ciento. El grueso de las compras al exterior fueron Bienes Intermedios, que constituyeron el 39 por ciento del total, y Bienes de Capital, el 24 por ciento del total, mientras que Piezas y Accesorios para bienes de capital representaron un 16 por ciento. Los tres rubros representaron cerca del 80 por ciento de las importaciones. La idea que surge a priori de esta composición es la de un país que importa máquinas para destinar a sus industrias, que repara las existentes y que necesita insumos para la producción manufacturera. Cuando se observa qué hay dentro de cada rubro, la idea se desvanece. En Bienes de Capital, por ejemplo, se destacan las importaciones de teléfonos celulares, computadoras y materiales de transporte y maquinaria agrícola. En Bienes Intermedios, los más importantes fueron los insumos para el agro, como herbicidas, fungicidas y abonos, y las autopiezas para el armado local de vehículos. El resto de las compras fueron Automotores, 6 por ciento, Bienes de Consumo, 11 por ciento, y Combustibles y Lubricantes, 4 por ciento.
En cuanto a la distribución del comercio por bloques, el Mercosur continuó siendo el principal socio comercial, pero el dato novedoso es que fue con el único bloque con el que se registró saldo deficitario, que llegó a 1441 millones de dólares. Los rubros que provocaron el déficit, además de lo citado respecto de la articulación de las terminales automotrices –las importaciones de automotores de pasajeros desde Brasil crecieron el 132 por ciento en el año– y las autopiezas fueron la línea blanca y, en menor medida, calzados y textiles. El segundo socio comercial fue la Unión Europea, principal destino de Carnes y pellets de soja, con el que se registró un superávit de 1883 millones. El tercer socio comercial fue el Nafta, con 721 millones de dólares de balanza positiva, básicamente por los automóviles vendidos a México. Por último, se destaca el superávit de 3453 millones de dólares con Chile, destino de combustibles y, en menor medida, autos.

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