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El dólar a 3,30 –como cerró el viernes– no parece inquietar a las autoridades del Banco Central. Sin embargo, el acuerdo no escrito con Lavagna es que si el dólar se acerca a los 3,50, la entidad monetaria deberá intervenir más fuertemente que hasta ahora, vendiendo dólares en el mercado para frenar la suba. Hoy, además, se conocerá que el índice de precios al consumidor de abril, medido por el Indec, aumentó más del 10 por ciento. Así, en sólo 4 meses, la inflación minorista roza el 20 por ciento y la mayorista supera el 55 por ciento. Dólar y precios pueden conformar en los próximos días un combo explosivo.
“Hay cosas que se habían comprometido a hacer y todavía no se hicieron. Por eso el dólar sube”, explicó, tranquilo, a este diario un alto funcionario del Banco Central. Y enumeró: “Las modificaciones de las leyes de Quiebras y Subversión Económica, el ajuste en las provincias”. Según el economista, “los exportadores no liquidan (sus divisas) porque prevén un escenario de dólar más alto en el futuro y es lógico que no lo hagan”.
El funcionario cree que el acuerdo con el Fondo puede ser la tabla de salvación del Gobierno, pero “sin acuerdo, la híper es inevitable”, asusta. “Sin acuerdo, el dólar tendría que estar mucho más alto; con acuerdo, alrededor de 3 suena razonable”, agrega.
–¿Por qué dejaron que el dólar se escapara de nuevo durante la semana pasada hasta 3,30? ¿No era que había un compromiso con el nuevo ministro de Economía para mantenerlo más cerca de 3? –preguntó este diario.
–Lo estamos manteniendo. Pero si para plancharlo en 3 necesitamos vender 500 millones de dólares, tiene que haber una decisión política. No podemos vender esa cantidad de reservas sin una decisión política -respondió.
Sea como fuere, la fuente reconoció que existe la decisión de no dejar que el dólar se dispare arriba de 3,50. Tanto Blejer como Lavagna están convencidos de que a los actuales niveles del dólar en cualquier momento la inflación galopante podría transformarse en una híper. “Trabajamos para sacar a la economía del riesgo de la híper”, admitió ayer el ministro a este diario. Sin embargo, el ministro desechó cualquier posibilidad de imponer controles de precios y ni siquiera quiere oír hablar de la publicación de precios de referencia. Tampoco se sabe que algún área del Gobierno esté trabajando en una estrategia de apertura comercial selectiva para castigar aquellos sectores que están remarcando agresivamente los precios.
Con Remes Lenicov en Economía, el Gobierno había previsto una inflación minorista del 15 por ciento anual. Hoy, en Economía reconocen que festejarían si la inflación anual fuera inferior al 60 por ciento.