ECONOMíA
La apuesta a captar fondos bajando la tasa volvió a tentar al Gobierno
La nueva colocación de títulos de deuda será el lunes, apenas cuatro días después de la anterior y por similar monto: mil millones de pesos. Esperan repetir la baja de las tasas.
Por Claudio Zlotnik
Pareciera que el Gobierno le tomó el gustito a tomar deuda en el mercado. El jueves colocó títulos por mil millones de pesos y ahora anunció que pasado mañana intentará captar un monto similar. La estrategia del Gobierno es aprovechar el gran apetito por bonos en moneda local que existe en el mercado y poder asegurarse la caja para hacer frente a los próximos y abultados vencimientos de la deuda.
En la licitación de anteayer, la demanda de títulos públicos por parte de los inversores resultó nueve veces superior al monto de la emisión. El hecho es relevante de cara a la negociación con el Fondo Monetario. La lectura que le dieron en Economía es que, aun sin acuerdo con el organismo, el Gobierno estaría capacitado para conseguir financiamiento en el mercado voluntario de crédito. Más aún cuando el mayor interés fue demostrado por los bancos extranjeros: entre el alemán Deutsche y el Citibank se llevaron el 75 por ciento de la emisión de anteayer. La gran atracción para los inversores del exterior, además de la formidable rentabilidad en dólares que promete esta inversión, radica en que estos bonos quedaron excluidos de los controles cambiarios.
Cerca de Roberto Lavagna, justamente, quieren despegar a estas operaciones de lo ocurrido durante los años ’90, cuando se dio un fenómeno de sobreendeudamiento. Esta vez, remarcan en el Palacio de Hacienda, los fondos que se consiguen servirán para cancelar deuda que vence ahora.
El apuro por conseguir los fondos, entonces, tiene una razón política –la señal al Fondo comentada antes– y otra financiera: el contexto local e internacional ayudan a que la tasa de interés pueda volver a caer en la licitación de pasado mañana. Frente a la tasa real del 5,51 por ciento anual conseguida el jueves, ahora se especula que el costo bajaría algunas décimas: a 5,40/5,45 por ciento anual. Como los bonos que se lanzan (Boden 2014) ajustan con la inflación, se calcula que, en términos anualizados, el costo ascendería al 15,5 por ciento.
El mes que viene, el Gobierno deberá hacer frente a vencimientos de capital por 1924 millones de dólares y a otros 433 millones de intereses. En total hay que pagar 2357 millones de dólares. La estrategia para honrar esos compromisos contempla que el dinero se conseguirá desde diversas fuentes: por las últimas colocaciones de Boden 2014 (contando la de pasado mañana) se juntarán unos 600 millones de dólares. Según el permiso que el Congreso le dio al Ejecutivo para emitir deuda pública, aún queda un espacio de 1400 millones de pesos. El Gobierno también dispone de alrededor de 7300 millones de pesos en depósitos bancarios. Por supuesto que también está disponible parte del superávit fiscal del último mes y la chance de que el Banco Central le adelante al Tesoro alrededor de 300 millones de dólares.
Por otra parte, no se descarta que Economía negocie directamente con los bancos la refinanciación de los 1650 millones de dólares que vencen de Boden 2012 y que las entidades financieras poseen en sus carteras. La contraindicación de esta última opción del menú es que esa operación implicaría canjear los Boden 2012 por otros títulos más caros. No hay que olvidar que los primeros fueron colocados en el peor momento de la crisis, a un precio más barato que el que marcaba el mercado, excepcionalidad que no será aceptada ahora por los banqueros.