ECONOMíA › KIRCHNER SE ENOJO CON LOS SUYOS
POR APURARSE A DAR LA NOTICIA
Los jubilados tendrán que esperar
El Gobierno dijo que “no está prevista en esta etapa” una recomposición de sus haberes. Sin embargo, no la descartó “para más adelante”. Página/12 había revelado que el aumento se dará antes de las elecciones. Lavagna se opone por “inflacionario”.
Por David Cufré
Néstor Kirchner aseguró ayer que el Gobierno no tiene “en absoluto previsto en esta etapa” un nuevo aumento de jubilaciones, aunque indicó que “eso no quiere decir que más adelante no se pueda hacer”. Página/12 reveló el último domingo que el Poder Ejecutivo dispondrá un incremento generalizado de esos haberes antes de las elecciones, y agregó que, de acuerdo a los últimos cálculos, sería del 10 por ciento a partir de agosto. La Anses tiene 900 millones de pesos para afrontar la suba. El Presidente se mostró indignado con la filtración y reprendió públicamente a “los funcionarios irresponsables” que por una cuestión de “vedetismo individual” anticiparon la noticia. “No queremos a aquellos que se sientan importantes porque manejan tal y cual información”, protestó, para luego advertir a sus subordinados que “vayan cambiando de camino porque si no, la verdad es que están de más con nosotros”.
La desmentida, el enojo con los propios y la aclaración de que no deben descartarse aumentos más adelante reflejaron la incomodidad del Gobierno por la difusión de sus planes. El manejo del timing de los anuncios es una obsesión para la Casa Rosada. La oposición de Roberto Lavagna a la medida, con el argumento de que podría resultar inflacionaria, también complicó el panorama interno (ver aparte). El ministro regresó el domingo desde China e hizo conocer su rotundo rechazo.
La situación quedó tan enredada que el Gobierno decidió tomarse tiempo para actuar. “Por ahora” no habrá más novedades sobre el tema, indicó a este diario una encumbrada fuente oficial, quien remarcó que eso será “por ahora”. La Anses ya estaba preparada para dar el aumento. Sería una mejora generalizada de jubilaciones y pensiones. La mínima pasaría de 350 a 385 pesos y se ajustarían las asignaciones enganchadas a ese haber: las pensiones no contributivas y las que cobran los ex combatientes de Malvinas.
El aumento de 10 por ciento a partir de agosto tendría un costo fiscal hasta fin de año de 1175 millones de pesos. El organismo logró acumular hasta aquí un superávit de 900 millones de pesos, que seguirá creciendo porque los aportes a la seguridad social avanzan a un ritmo superior al previsto. La recaudación previsional es un 25 por ciento mayor a la del año pasado.
Si el Gobierno no otorgara ningún aumento de jubilaciones, debería explicar qué hará con ese dinero. Sergio Massa, director de la Anses, repitió los conceptos de Kirchner. Pidió “no entrar en especulaciones” sobre posibles incrementos de haberes que “puedan generar expectativas o frustraciones”. Pero también les dijo a los jubilados que “tengan la certeza y la tranquilidad de que el Gobierno tiene la misma decisión de mejorarles la calidad de vida” que ha demostrado en lo que va de su gestión, en la que “subió seis veces” la mínima, hasta llevarla a 350 pesos. “Hoy, el Gobierno lo único que tiene es la firme decisión de seguir adelante con esa política”, enfatizó.
No fue fácil para el Ejecutivo negar la noticia y, al mismo tiempo, dar señales de que la tiene en carpeta. Una cuestión a resolver es la negativa de Lavagna. El ministro de Economía considera que anunciar en este momento un ajuste para más de tres millones de jubilados realimentaría las expectativas inflacionarias. El diario Clarín publicó en su edición de ayer que el Gobierno paró las subas por ese motivo. Kirchner y Massa lo negaron. El Presidente dijo que “hay noticias equivocadas que dicen que hemos frenado el aumento por esto o por aquello”. “No se puede frenar lo que no estaba pensado”, sentenció. El titular de la Anses manifestó que “la política salarial” en materia de jubilaciones “no está atada a los números de la inflación”, sino que “está atada a la agenda de distribución del ingreso y a la posibilidad de ser sostenible en el tiempo”.
La CGT no creyó la versión oficial, sino que la interpretó como un capítulo más de la polémica de las últimas semanas: la supuesta culpa de las subas salariales por el alza de la inflación. El flamante secretario general, Hugo Moyano, expresó a través de un comunicado que es “perentorio e inexcusable” otorgar una “mejora en los haberes” de los jubilados. “A nadie se le escapa” que “no es el consumo popular” el responsable de “algunos aumentos” de precios, agregó. Por último, sostuvo que “la excelente recaudación fiscal, y en especial la de los recursos de la Seguridad Social, no tienen mejor destino que el de asegurar a nuestros viejos el bienestar que merecen”.
En la misma línea, el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, enfatizó que “vamos a reclamar y a exigir” que se apliquen los aumentos. “Hay otros sectores que en esta época concentraron riqueza, mientras que (los jubilados) concentraron pobreza. Esos son los que tienen que evitar la inflación”, reclamó.