ECONOMíA › DEBATE SOBRE LA CREACION DE PUESTOS DE TRABAJO EN BLANCO

Entre lo que es bueno y lo lento

Dos visiones sobre la relación entre el modelo aplicado, la creación de puestos de empleo y el nivel del salario real, desde el Gobierno y desde el ámbito académico especializado.

 Por David Cufré

DANIEL KOSTZER.
“El dólar alto genera trabajo”

Daniel Kostzer es el principal asesor del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, en materia económica. Frente a las advertencias por una caída en la creación de empleos en el segundo trimestre, el especialista afirma que lo importante es la continuidad de un ciclo de crecimiento. “La política macroeconómica genera empleo”, destaca, a la vez que polemiza con quienes piden rebajas de aportes patronales. “Lo importante no es que los costos de producción sean baratos, sino que haya mercado”, define en este reportaje con Página/12.
–¿Por qué cayó tanto el ritmo de creación de empleo en el segundo trimestre?
–Si bien es cierto que hubo una desaceleración, la generación de puestos de trabajo sigue siendo importante. Una posibilidad es que haya una asincronía entre inversión y demanda laboral. Después de una recuperación muy fuerte, hay que esperar un tiempo hasta que las nuevas inversiones se traducen en empleos. De todos modos, sacar conclusiones sobre la base de un período tan corto es apresurado. La nueva Encuesta Permanente de Hogares tiene factores estacionales que todavía no conocemos en profundidad.
–¿A partir de ahora será más difícil bajar la desocupación?
–No podemos saberlo, porque desconocemos las características exactas del proceso de inversión. De todos modos, reafirmo que la creación de puestos de trabajo respecto del segundo trimestre de 2004 fue importante y demuestra dos cosas. La primera es que el aumento de la desocupación del primer trimestre (cuando llegó al 13 por ciento) fue absolutamente estacional. La segunda es que mejoró la calidad de los nuevos puestos, según revela la Encuesta de Indicadores Laborales.
–¿Cuándo habrá una caída sustancial del empleo en negro?
–Es un proceso. El trabajo en negro no bajó todo lo que uno hubiera deseado, pero la creación de puestos en blanco fue importante. Hasta nos llamó la atención. En el primer trimestre, los datos muestran que el 85 por ciento de los nuevos empleos fueron registrados. Lo que pasa es que venimos de niveles tan altos de no registración, que modificar esa realidad no es tan fácil.
–Algunos especialistas dicen que el Gobierno descansa demasiado en el crecimiento económico como herramienta para bajar el desempleo.
–No estoy de acuerdo. El Gobierno tuvo una política de salarios muy activa para defender los niveles de demanda doméstica y consolidar el proceso de crecimiento.
–¿Esa política terminó?
–No. El Gobierno promueve la negociación colectiva como herramienta de ajuste salarial, convocó como hacía más de diez años que no ocurría al Consejo del Salario Mínimo, subió el salario mínimo y eso tuvo efectos positivos sobre un tercio de la economía no registrada. Mientras haya tasas de desocupación superiores al 5 por ciento, todo lo que se haga termina resultando poco. Pero el problema no es el Gobierno. El Gobierno defiende un tipo de cambio real competitivo y estable que promueve el trabajo nacional, dinamiza la demanda y protege el mercado interno. La política macroeconómica es naturalmente política de empleo.
–Algunos piden una rebaja de aportes patronales.
–Los empresarios no necesitan que los costos de producción sean baratos, sino que haya mercado para colocar sus productos. Por eso es tan importante un contexto macroeconómico de crecimiento y que se los resguarde de la competencia desleal desde el exterior, que no entren productos por dumping o por dumping social con mano de obra esclava.
–La ortodoxia económica dice que el empleo en negro no baja porque las cargas patronales son muy altas.
–Es un error pensar que el trabajo en negro se origina en las contribuciones patronales. El trabajo en negro se origina en la elusión o evasión de otro tipo de impuestos. La historia demuestra que la rebaja de aportes no ha sido una medida eficiente ni acá ni en ninguna otra parte del mundo.
–¿La desocupación será un problema por muchos años más?
–Arriesgar pronósticos es siempre un poco una tómbola. Hoy tenemos una situación inédita, con superávit fiscal y externo y acumulación de reservas. Somos menos vulnerables a los shocks externos que siempre marcaron el quiebre del ciclo económico. Tenemos un círculo más o menos virtuoso que puede seguir por una temporada razonable. No hay cuellos de botella muy evidentes que puedan frenar la recuperación.

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LUIS BECCARIA.
“La recuperación será más lenta”

Luis Beccaria es un prestigioso investigador de la evolución del mercado laboral. Desarrolla esa tarea y la de docente en la Universidad Nacional de General Sarmiento. En este reportaje con Página/12, advierte que la etapa de mayor generación de puestos de trabajo después de la devaluación está llegando a su fin y que, de ahora más, cabe esperar una salida más lenta. “No es mucho lo que el Gobierno puede hacer en el corto plazo para generar más empleo”, concede. Por lo tanto, recomienda avanzar con más decisión en otras políticas que mejoren la situación social y la distribución del ingreso.
–¿El Gobierno tiene una estrategia para bajar la desocupación distinta de la de sus antecesores?
–Sostiene un tipo de cambio alto. Su posición es que el crecimiento del empleo llega como arrastre del crecimiento del nivel de actividad. Salvo el Plan Jefas y Jefes de Hogar, no hubo políticas específicas de empleo. Hay alguna preocupación por la obra pública, pero todavía no se avanzó demasiado.
–¿Alcanza con la expansión de la economía?
–En los últimos dos años y medio hubo un crecimiento de la ocupación muy importante. No hay registros históricos de un aumento tan significativo. Fue posible por los incentivos del tipo de cambio alto y porque había mucha capacidad ociosa sobre la cual desarrollarse. No digo que vayamos a caer, pero ya hay signos de debilitamiento.
–¿Sería el momento de revisar el plan?
–El empleo creció en el segundo trimestre 2,6 por ciento interanual, contra una suba de 6,5 por ciento de igual período del año pasado respecto del 2003. Está claro que de ahora en más la recuperación va a ser más lenta. Si uno descansa en el crecimiento económico tiene que aceptar que las cosas irán más despacio.
–Los industriales dicen que hay problemas de calificación.
–Puede ser que haya dificultades para conseguir cierto tipo de habilidades, pero eso no explica el actual nivel de desocupación. El problema central viene por la demanda de trabajo. Hay que asegurar un patrón de crecimiento sostenido en los sectores que generan más cantidad de puestos de trabajo. Más allá de la obra pública, en el corto plazo no existen otros instrumentos efectivos para aumentar mucho más la creación de empleos.
–¿Entonces cómo se mejora la situación?
–La creación de empleos es la solución más consistente en el mediano plazo. Mientras tanto, hay que abordar el problema de manera integral. Se debería avanzar más rápido con mecanismos de redistribución del ingreso. La solución no pasa sólo por el empleo, hay que apoyar los ingresos con políticas de otro tipo, con políticas sociales, brindando un mejor acceso a bienes y servicios.
–¿Qué opina de bajar los aportes patronales a las pymes?
–En el pasado no tuvo demasiado impacto. El Estado le dedicó muchos recursos sin resultados importantes en la generación de empleos. Es una medida que puede tener algún sentido si forma parte de un programa amplio de apoyo a las pymes, con promoción fiscal y financiera. Por sí sola, no me parece muy conveniente.
–¿Cuándo podría bajar la desocupación a un dígito?
–Es muy difícil de pronosticar. Si la economía sigue con un crecimiento fuerte, tal vez hacia fines de 2006. Pero lo que importa es la tendencia. El clima actual es menos negativo que el de los últimos años. También hay que entender que el desempleo es la punta del iceberg de un mercado laboral con muchas complicaciones. La mayoría de los que trabajan lo hacen en malas condiciones o con ingresos bajos.
–Casi la mitad de los ocupados sigue en la informalidad.
–La situación no empeoró, pero se avanzó poco. Reconozco que es difícil que el Gobierno pueda hacer algo más. Hay una intención de operar en este plano: se anunciaron mayores controles al trabajo en negro y se mejoró la capacidad de inspección. Durante muchos años el Ministerio de Trabajo no tuvo ninguna voluntad de actuar. Todo ese esfuerzo es bienvenido, pero en tanto subsistan altas tasas de desocupación y precariedad el éxito es relativo, porque el mismo empleado, en una condición muy vulnerable, termina aceptando cualquier cosa con tal de trabajar.
–Lavagna dice que los salarios deben aumentar en función de la productividad. La última medición del Indec registró una suba.
–Sí, la otra cara de una elasticidad empleo-producto baja es una productividad alta. Que el PIB suba 9 por ciento y el empleo 2,6 significa que aumentó la productividad.

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Kostzer, asesor económico en el Ministerio de Trabajo.
 
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