ECONOMíA

El consenso entre los bancos y las consultoras es el dólar alto

Aunque sigue jugando la carta fuerte de los bajos salarios reales, el club de los revaluadores cosecha cada vez menos votos.

El Banco Central comprará cerca de 5000 millones de dólares en lo que resta del año, una señal de tranquilidad para la estabilidad del actual modelo de crecimiento. Sin embargo, el tipo de cambio real seguirá apreciándose lentamente hasta alcanzar en 5 años un valor, a precios de diciembre de 2001, de alrededor de 1,60 peso. Hasta julio este valor se encontraba en torno de los 2 pesos.
Si bien estos números fueron presentados el domingo por la consultora Ecolatina, se trata, con leves variaciones, del consenso que hoy reina en la mayoría de los economistas profesionales, situación que refleja un “consenso” generalizado sobre el núcleo del modelo económico.
El informe macroeconómico de agosto del HSBC presentó una visión similar. Luego de considerar “técnicamente correcta” la estrategia cambiaria de Economía, es decir la “flotación administrada” con apreciación lenta hacia fines de la década, detalló también los defectos y virtudes del camino elegido. Entre las efectos positivos destacó la mejora de competitividad de las empresas, lo que no supone sólo un sesgo exportador, por la mejora de los precios de los bienes comercializables internacionalmente, sino también el aumento de la demanda y el empleo local.
La segunda “virtud” es lo que el HSBC llama mejora en la “intensidad del trabajo”. Según el banco internacional, esto implica una caída del precio del trabajo versus el capital, lo que favorece la creación de empleo. Pero la misma virtud es también defecto; supone “un salario bajo medido en dólares”. Y como el país exporta alimentos, “implica también un salario bajo medido en alimentos”. A la vez, dado que los alimentos están mejorando sus precios en el mercado internacional, se agrega la importación de la inflación internacional.
Como surge del debate político electoral, este punto crítico del modelo es explotado por los sectores liberales tradicionales, quienes históricamente menos se han preocupado por una distribución del ingreso que favorezca a los asalariados. También es el discurso del FMI, que propone una libre flotación que, en las actuales circunstancias, provocaría una caída brusca del tipo de cambio nominal. Sin embargo, destaca el informe de Ecolatina, en la economía real sólo se verifica el traslado a precios de los aumentos del dólar. No ocurre lo mismo con las revaluaciones del peso. Los precios, recuerda la consultora, son “inflexibles a la baja”. En consecuencia, una baja del dólar sólo contrarrestaría los efectos positivos del actual modelo, la competitividad de las firmas, pero no combatiría los negativos, el bajo poder adquisitivo del salario. Representantes de sectores disidentes de la CTA negaron a este diario incluso los efectos positivos: “No es verdad que el tipo de cambio alto mejore la competitividad real”, afirmaron. Ello se debería a que “el grueso de las exportaciones industriales se concentra en operaciones entre empresas, es comercio administrado”. El caso típico es el del sector automotor.

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