ECONOMíA › KIRCHNER LE TIRO CON LA HISTORIA AL DIRECTOR GERENTE DEL FONDO MONETARIO

Rato contra San Martín, Yrigoyen y Perón

La pelea con el FMI trepó a una nueva escala: el Presidente le pidió al titular del organismo que tenga “respeto y dignidad” por un país con las figuras históricas como las que tiene la Argentina. Lavagna dijo que el Gobierno negociará un acuerdo a condición de no cambiar el plan económico.

“Me quiso dar una lección de economía”, se quejó Néstor Kirchner en un acto en Neuquén. Se refería al titular del FMI, Rodrigo Rato, con quien tuvo una conversación poco amigable la semana pasada en la asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York. En esa oportunidad, el Presidente le respondió, según contó, que mostrara “dignidad y respeto” hacia un país “que tuvo a San Martín, Yrigoyen y Perón”.
La tensión entre el Gobierno y el organismo siguió ayer en Washington, adonde se desarrolla la asamblea anual conjunta del Fondo Monetario y el Banco Mundial. Por un lado, el director para América latina, Anoop Singh, sostuvo que si las negociaciones para un nuevo acuerdo no comenzaron es por culpa de las autoridades argentinas, que no terminan de manifestar su intención de sentarse a conversar. Roberto Lavagna, quien participa del evento, le contestó que el Gobierno está dispuesto a “trabajar seriamente” para alcanzar un nuevo convenio, siempre y cuando “se respete nuestro programa económico”.
Ninguna de las partes parece tener real voluntad política de avanzar. Esa es la razón por la cual la relación está empantanada desde hace meses en el cruce de acusaciones sobre por qué no hay acuerdo. Lejos de haber señales que destraben esta situación, cada declaración ratifica que por el momento no hay entendimiento posible.
Mientras tanto, la Argentina paga puntualmente cada vencimiento con los organismos internacionales. El Gobierno lo justifica con el argumento de que se trata de un plan de desendeudamiento que le da libertad para manejar la política económica sin condicionamientos. Lo curioso, en este caso, es que esa estrategia coincide con los deseos del FMI, cuyo mayor interés es sacarse de encima a la Argentina como deudor.
“Hace algunas horas, cuando me encontré con el presidente del Fondo, me quiso dar una lección de economía y le dije que tenía que tener en cuenta que yo soy un presidente que tiene que gobernar en este tiempo de la historia, pero que Argentina es un país permanente, que tuvo a San Martín, Yrigoyen y Perón, y que merece el respeto y la dignidad que corresponde”, relató Kirchner desde una tribuna de campaña en Neuquén. El es quien lleva más a fondo la pelea discursiva con el FMI.
En el proyecto de Presupuesto para 2006, sin embargo, el Poder Ejecutivo escribió que su objetivo es establecer un nuevo programa con el Fondo. El acuerdo ideal, agrega, consistiría en la refinanciación de la mayor parte de los compromisos y la cancelación de una parte de la deuda, en un esquema gradual de desendeudamiento. Dentro del staff del organismo hay un debate sobre el porcentaje de deuda a refinanciar, que se zanjará recién cuando se retomen seriamente las negociaciones. El sector más duro aceptaba como máximo una reprogramación de un 60 por ciento de los vencimientos, mientras que otro sector estaba dispuesto a ofrecer hasta un 70 por ciento.
En la línea de presentar como culpable de las trabas en la relación al gobierno argentino, Singh dijo ayer que “son las autoridades las que deben decidir cuándo, cuántas y hasta qué punto están dispuestos a avanzar con las reformas que son necesarias llevar a cabo a mediano plazo”. Según su opinión, “no creo que haya ninguna diferencia fundamental entre nosotros y las autoridades sobre el tipo de reformas necesarias”. Pero, insistió, “es sólo el Gobierno, no el FMI, el que puede decidir sobre estos temas”. “Esperamos que tome estas importantes decisiones, estoy seguro que lo harán”, agregó, para completar que “no creo que deba preocuparnos mucho si eso pasa hoy, mañana, un par de meses antes o después”.
Singh no aclaró cuáles son las reformas requeridas, pero en su informe “Perspectivas Económicas Mundiales”, publicado esta semana, el Fondo pidió la eliminación de “impuestos distorsivos”, una solución al conflicto con los acreedores que no entraron al canje de deuda y un aumento de las tarifas de los servicios públicos. En el mismo documento, el FMI estimó que la economía argentina será una de las que más crecerán en América latina este año, con un 7,5 por ciento. Singh admitió que “la velocidad y la amplitud de la recuperación ha sorprendido a la mayoría de la gente”.
Por su parte, Lavagna afirmó en su primer día en Washington que “no se trata de hacer discursos, sino de sentarse a trabajar”. Luego señaló que “ya hemos dicho con claridad que estamos dispuestos a trabajar seriamente con los organismos internacionales, lo cual implica respetar el programa económico argentino”. El ministro de Economía le dedicó meses atrás un informe de su cartera al FMI en el que recordaba todas las malas recomendaciones que le dio al país en los últimos años.

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Rodrigo Rato, director gerente del Fondo, le quiso mojar la oreja al presidente Kirchner.
 
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