ECONOMíA
El Banco Mundial evaluó el crecimiento “pro-pobre”
Un informe de ese organismo multilateral arribó a la polémica conclusión de que el crecimiento argentino de los últimos tres años ha tenido un efecto más beneficioso para los pobres que para los ricos.
El director del Banco Mundial para el Cono Sur de América, Axel van Trotsenburg, aseguró hoy estar “sumamente interesado” en tener una relación “estrecha” con el Ministerio de Economía, por lo que pedirá una reunión, tras la asunción de la flamante ministra Felisa Miceli. El director del Banco Mundial realizó esas declaraciones a la prensa luego de presentar el estudio Argentina, a la búsqueda de un crecimiento sostenido con equidad social en la Facultad de Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Ese documento concluye que la recuperación que registró la economía durante el período 2003-2004 benefició a los sectores más pobres de la sociedad, que habían sido los más golpeados en la crisis que azotó al país en 2001-2002. “Aun excluyendo las transferencias del Gobierno, el ingreso promedio de la población pobre mostró una correlación positiva con la tasa de crecimiento económico”, durante la recuperación que se inició en 2003, es decir que “mientras la crisis afectó más a los grupos pobres que a los ricos, la recuperación favoreció indudablemente a los pobres”, indicó el informe. El estudio, denominado Argentina, a la búsqueda de un crecimiento sostenido con equidad social, fue elaborado por la Oficina Regional de América latina del Banco Mundial. Según el informe, los pobres se beneficiaron de la reciente recuperación ya que su ingreso aumentó con mayor rapidez que el ingreso promedio de la totalidad de la población durante la reactivación, lo que lo convierte en un proceso “pro-pobre”.
El documento, expuesto por Carlos Fernández, del Banco Mundial, sugirió que en los últimos 50 años en la Argentina el crecimiento se vio afectado por una “combinación” de perturbaciones externas y de políticas económicas inadecuadas.
“El aumento de la pobreza observado en los tres últimos decenios fue provocado por la paralización del crecimiento del ingreso per cápita, sumada a una desigualdad creciente”, señaló y resaltó también que la volatilidad económica “afectó particularmente los ingresos de los sectores más pobres”. Argentina era “un país incuestionablemente avanzado que pasó a ser relativamente pobre”, sostuvo el BM, que señaló el hecho como “uno de los grandes enigmas de la historia económica argentina”. Otro enigma es la profundización de la “desigualdad sin pausa”, observada “tanto en períodos de crecimiento como de recesión”, agregó.
Tras calificar como “dramático” y “catastrófico” el proceso que culminó en 2002, el Banco Mundial resaltó que la recuperación posterior permitió reducir el número de pobres en 3,3 millones de personas y destacó el “sólido desempeño” de la economía en 2004 cuando, con un crecimiento del PBI del 9 por ciento, la pobreza descendió al 40,2 por ciento. “La variación de la pobreza fue determinada, en gran parte, por el crecimiento económico”, pero el “efecto de distribución” resultó de la misma importancia para esta caída, agregó el organismo.
El informe señaló que en la recuperación económica “tuvo mayor importancia la contribución de sectores productores de bienes, principalmente manufactureros”, sobre los que destacó que demandaron más mano de obra poco calificada y registraron aumentos más elevados de inversión y productividad. Entre las políticas recomendadas, el BM aconsejó inversión en infraestructura, que “produce importante beneficios en términos de crecimiento económico”. Además, consideró que “para lograr una reducción duradera de la pobreza y la desigualdad será fundamental mantener la estabilidad macroeconómica como objetivo de las política públicas”, y recomendó aumentar la progresividad del sistema tributario, como la eliminación del IVA en productos de primera necesidad. En cuanto al gasto social, aconsejó que también tiene que ser progresivo, y consideró como “una de las tareas más importantes” de Argentina la “formación de la fuerza de trabajo calificada”.