ECONOMíA › BRASIL, A LAS PUERTAS DE UNA CRISIS FINANCIERA
Pánico por temor al contagio
Un cierto efecto de pánico se apoderó de la plaza financiera brasileña, alentado tanto por el temor a un contagio tardío de la crisis argentina como por el riesgo de que un eventual gobierno de izquierda incumpla los compromisos de la deuda pública. El nerviosismo se reflejó en la huida de inversores y especuladores de los activos en reales (moneda nacional), lo cual elevó el precio del dólar a cerca de su mayor valor histórico: la divisa estadounidense se negociaba al cierre de la jornada por encima de los 2,79 reales.
Hasta el propio presidente de la Nación, Fernando Henrique Cardoso, tuvo que intentar tranquilizar al mercado mediante un mensaje transmitido por televisión. Pidió que las actuales turbulencias sean analizadas “con serenidad y firmeza” y aludió indirectamente a los temores por un probable triunfo de Luiz Inacio Lula Da Silva en las próximas elecciones presidenciales. “Los compromisos que los líderes brasileños tienen con la Nación son suficiente garantía de que estamos en el camino de la responsabilidad”, dijo con un concepto que pareció querer abarcar al propio candidato de oposición.
En el mismo sentido se pronunció el presidente de la poderosa Confederación Nacional de la Industria y diputado liberal Carlos Eduardo Moreira, quien afirmó a través de un comunicado que “cualquiera que resulte el presidente electo, las instituciones de la democracia brasileña no podrán ser alteradas” y criticó las calificaciones de riesgo país “hechas por personas de afuera que ni siquiera conocen Brasil”. El nivel de riesgo país, medido por las calificadoras con sede en Estados Unidos, se ubicó ayer por encima de los 1300 puntos básicos, un nivel que sólo superan la Argentina y Nigeria. Incluso, el banco estadounidense Goldman Sachs creó un índice informal que denominó el “lulómetro”, para medir el nivel de la crisis financiera a medida que se aproxima la probabilidad de un gobierno de Lula. Sergio Machado, director del Banco Factor de Sao Paulo, criticó a Goldman Sachs señalando que “no saben nada de nada, hacen megaadivinanza sobre nuestra realidad a miles de kilómetros de aquí”.
El mercado brasileño también registró las repercusiones de un informe del Fondo Monetario cuyo contenido trascendió en Washington, en el que se señala que “hay algún riesgo de que la crisis argentina se contagie a otros países, como el Brasil”, eventualidad que tendría mayor probabilidad de ocurrencia “si la crisis se agrava o si el peso entra en caída libre”. Tratando de absorber el nerviosismo latente en el mercado, el Banco Central salió a ofrecer papeles a corto plazo en canje por los bonos con vencimiento entre 2004 y 2006, que deberían ser honrados por el futuro gobierno. Sin embargo, la oferta no logró buena receptividad, ya que los tenedores prefieren liquidar sus títulos y pasarse al dólar, lo que impulsa la suba de la divisa. Un riesgo adicional, según la percepción de los analistas financieros, es que el canje de bonos propuesto por el Central está aumentando el endeudamiento público de corto plazo a límites poco tolerables. “Al inicio del año, alrededor del 24 por ciento de la deuda vencía en 12 meses, mientras que en este mes ya había pasado al 31”, destacó el Bank of America en un informe.
Los mercados brasileños no enfrentaban una presión tan fuerte desde setiembre del año pasado, cuando el pánico provocado por el atentado a las Torres Gemelas y al Pentágono llevó a la moneda brasileña a su peor baja histórica, llegando a una paridad de 2,835 reales por dólar.