SOCIEDAD › ROMANO FUE INDAGADO Y TODO INDICA QUE SEGUIRA PRESO

“Soy inocente y no sé de qué”

El peluquero de las estrellas fue llevado en silla de ruedas a su detención. Anoche, el juez lo indagaba por la causa de las estafas con tarjetas. Su situación aparecía “seriamente comprometida”.

 Por Carlos Rodríguez

En una silla de ruedas empujada por un policía, el peluquero Miguel Romano llegó ayer al lugar de detención donde esperó el traslado a los tribunales para ser indagado anoche por el juez Mariano Bergés en una causa donde se lo acusa de ser eje de una asociación ilícita dedicada a cometer estafas utilizando tarjetas de crédito robadas. En la causa hubo 31 detenidos, pero muchos fueron dejados en libertad ayer mismo porque “apenas son partícipes secundarios” del delito central y fueron excarcelados. Fuentes de la investigación presumían que “al menos 12” de los detenidos, entre ellos el propio Romano, seguirán presos porque su situación procesal “está seriamente comprometida” por las pruebas reunidas en la causa. Antes de ser interrogado por Bergés, el peluquero de las estrellas se declaró “totalmente inocente” y, para dejar sentado que ignoraba el contenido de la acusación, insistió: “Por supuesto que soy inocente y ni siquiera sé de qué”.
Romano, que estaba internado en el Instituto del Diagnóstico, donde fue operado de los meniscos de su rodilla izquierda, fue dado de alta ayer por la tarde y de inmediato quedó detenido en la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal. Mientras era trasladado en un automóvil, a poco de salir de la clínica, Romano se declaró “totalmente inocente” de los cargos que se le formulan y estimó que se trata de una “jugada” en su contra: “En los negocios importantes como el mío siempre puede pasar esto”, dijo. Sobre su postura frente al juez Bergés, anticipó que estaba dispuesto a “responder todas las preguntas”.
El peluquero de las famosas dijo encontrarse “tranquilo”, pero a la vez reconoció que estaba “muy mal porque es un golpe bajo para mí”. La defensa de Romano, encabezada por el abogado Pablo Argibay Molina, había presentado ayer un escrito para que se le otorgara la excarcelación, pero el pedido no había sido respondido, hasta anoche, por el magistrado. Fuentes allegadas a la causa estimaron que la solicitud sería rechazada porque, en principio, los cargos acumulados son los de “robos, estafas y asociación ilícita”, un cóctel de delitos graves que impediría que se le conceda la excarcelación.
El fiscal José María Campagnoli considera que el peluquero sería “el organizador de las actividades delictivas y una de las cabezas de la organización”. De acuerdo con la acusación, Romano “coordinaba la recepción de las tarjetas robadas, la compra y la venta de los objetos adquiridos ilegalmente con las tarjetas robadas”. Fuentes policiales confirmaron que fue allanada ayer la casa quinta que Romano tiene en el cruce de las calles Monteagudo y Los Ñandúes, en Ingeniero Maschwitz. Allí fueron secuestrados distintos objetos de valor, muebles y electrodomésticos presuntamente adquiridos con las tarjetas de crédito robadas, en algunos casos a los propios clientes del peluquero. “Hasta bebidas finas habían comprado”, sostuvo uno de los informantes.
Sobre la responsabilidad de Romano, los allegados a la causa insistieron en que aparece involucrado “en varias escuchas telefónicas”, incluyendo una conversación que habría mantenido con Susana Giménez, una de sus clientas, aunque se aclaró que la diva “no está involucrada en los hechos que se investigan”. Los primeros en ser indagados ayer por Bergés y por el fiscal Campagnoli fueron los “partícipes necesarios”, quienes fueron dejados en libertad, aunque muchos de ellos continuarán vinculados a la causa. De todos modos, los cargos más graves “involucran a unas 12 personas”, dijeron anoche fuentes judiciales.
Romano salió a las 14 del Instituto del Diagnóstico, ubicado en el barrio de la Recoleta. De allí fue llevado a la Superintendencia de Investigaciones, en General Paz y Madariaga, donde se le hizo la ficha y se le tomaron las impresiones digitales. Cuando bajó del auto, Romano caminó un tramo apoyado en muletas y luego fue llevado en silla de ruedas por el jefe del operativo, el subcomisario Daniel Villar. En el lugar permaneció incomunicado hasta las 17.30, cuando fue llevado a Tribunales a comparecer ante el juez Bergés. La indagatoria siguió hasta la medianoche.

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Miguel Romano, del jet set al más incómodo ambiente carcelero.
 
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