El Seguro de Empleo y Capacitación implementado en abril por el Ministerio de Trabajo generó aún poco entusiasmo entre los beneficiarios del Plan Jefes. Sólo el 16 por ciento se presentó a la convocatoria en los municipios donde se habilitó el traspaso y menos del 10 del por ciento adhirió formalmente. En diálogo con Página/12, Daniel Hernández, director de Orientación y Formación Profesional del Ministerio de Trabajo, atribuyó el bajo nivel de inscriptos al poco tiempo que transcurrió desde que se lanzó la iniciativa y a la “desconfianza” inicial de los desocupados. El funcionario aseguró que “el objetivo es honrar las expectativas que tiene la gente de insertarse socialmente a través del empleo” e intentó disipar temores al señalar que “se crearán los esquemas de protección social para garantizarle una red de contención a quienes no consigan empleo”, pues el seguro sólo se otorga durante dos años.

–¿Por qué tan pocos beneficiarios del Plan Jefes optaron por el Seguro de Empleo en los ocho municipios en los que se habilitó el traspaso?

–Hasta ahora se presentó a la convocatoria el 16 por ciento de los beneficiarios de los municipios habilitados y un tercio ya adhirió formalmente. Son cerca de 7000 personas.

–Son menos del 10 por ciento de los beneficiarios de esos municipios.

–Pero sólo en dos municipios el traspaso está habilitado desde hace cuatro meses, mientras que en el resto la opción está vigente desde hace uno o dos meses. Ese porcentaje no es un techo sino un piso. En los primeros días del llamado hubo alguna desconfianza, pero a medida que la opción se va difundiendo el número de interesados aumenta rápidamente.

–Cuando se lanzó el Plan Jefes en poco tiempo se incorporaron casi dos millones de personas, ¿por qué ahora el pasaje se habilita gradualmente?

–Primero se probó la experiencia en algunos municipios, pero entre agosto y octubre se van a incorporar otros noventa distritos que concentran más del 70 por ciento del padrón total del Jefes. La apertura es casi inmediata, pero no es como el Plan Jefes porque en ese momento se habilitó la inscripción y después se empezó a analizar qué tipo de contraprestación podían prestar. El proceso de instalación del Seguro de Empleo implica, en cambio, una construcción institucional en cada localidad. Se requiere profesionalizar una oficina de empleo, contactar a las organizaciones que van a prestar la capacitación y vincular a las empresas. El objetivo es honrar las expectativas que la gente tiene de insertarse socialmente a través del empleo. Los beneficiarios que se acercan ven al seguro como un puente hacia oportunidades de trabajo capaces de mejorar su calidad de vida. No piden planes, quieren ser tratados como laburantes. El trabajo y la educación fueron los dos mecanismos centrales de integración en la historia argentina. Nosotros queremos recrear esa lógica.

–Desde que está en vigencia el Plan Jefes hubo varias promesas de capacitación sin muchos resultados, ¿por qué ahora debería ser diferente?

–En el Plan Jefes se capacitaron más de 200 mil personas, pero era una opción más primitiva porque se ofertaban diversos cursos y los beneficiarios tenían que optar. Era una decisión individual y sabemos que las personas que están en situación de pobreza son las que tienen menos información para tomar decisiones acerca de qué curso le conviene. Iban al primero que encontraban y si les iba bien seguían capacitándose. El nuevo seguro supone, en cambio, un dispositivo de orientación y asistencia a la persona. Se realizan talleres en las oficinas de empleo donde los beneficiarios se encuentran con sus pares y con un orientador para analizar cuál es la mejor opción de capacitación.

–El seguro de empleo puede ser una mejor opción para conseguir trabajo, pero si la persona no lo logra a los dos años deja de cobrar el beneficio, en cambio el Plan Jefes lo recibe por tiempo ilimitado.

–Nosotros apostamos a que la gente consiga empleo, pero se crearán los esquemas de protección social para garantizarles una red de contención a quienes no lo consigan. A algunas personas que pasaron al seguro ya les estamos recomendando alternativas de jubilación anticipada o el pasaje al Plan Familias en lugar de vincularlos a la búsqueda de empleo. Pasar al seguro no implica acercarse al abismo. Lo que creemos es que además de una red de contención social tiene que haber una política que asista a la gente en la esperanza que tiene de vivir de su trabajo.

–Antes de que se habilitara el traspaso en el ministerio pronosticaban que los más jóvenes iban a optar por el seguro de empleo, pero la composición por edad es similar a la del Jefes.

–Nosotros tenemos el objetivo de priorizar a los menores de 35 años como activos buscadores de empleo. Ese objetivo aún no lo hemos logrado porque quienes pasaron al seguro son incluso uno o dos años más grandes en promedio que los beneficiarios del Jefes. Hasta ahora no hemos aplicado ningún instrumento de discriminación positiva hacia la población joven, pero vamos a establecer que la consulta para evaluar el traspaso sea obligatoria para los menores de 35 años.

–También se esperaba que las mujeres con hijos optaran por el Plan Familias. Sin embargo, su porcentaje dentro del seguro replica lo que ocurre en el Plan Jefes.

–La diferencia está dada por el número de hijos. En el seguro se concentran las mujeres que tienen uno o dos hijos, mientras que las que tienen más han tendido a optar por el Plan Familias. Otra cuestión a tener en cuenta es que más del 60 por ciento de las mujeres que están en el Jefes son único sostén de familia. Por lo tanto, sienten la obligación de generar mayores ingresos a través del trabajo.