ECONOMíA
Con la ayuda de sus matrices, las terminales exportan para no cerrar
Las ventas de autos al mercado interno pasan por su peor momento histórico. Las terminales sólo se sostienen exportando el 80 por ciento de la producción a sus propias filiales en el exterior.
Por Raúl Dellatorre
En términos relativos, la industria automotriz argentina se ha transformado en eminentemente exportadora: sobre una producción de 15.800 unidades en julio, destinó el 80 por ciento al mercado externo y apenas el 20 por ciento a las redes de concesionarios locales. En términos del ciclo económico, la industria automotriz atraviesa una de las peores crisis de su historia, con una cantidad de unidades facturadas en los primeros siete meses del año que apenas superan el 20 por ciento de su capacidad de producción. El mercado interno no reacciona, tan sólo observó un repunte poco significativo en julio con respecto a junio y las empresas siguen sosteniendo un piso de actividad gracias a las operaciones de exportación a sus filiales en Brasil, México y, en unos pocos casos, a sus casas matrices en Europa.
Los vehículos nacionales entregados por la industria al mercado interno en julio fueron tan sólo 2874, mientras que se exportaron en el mismo mes 12.402 unidades. Gracias a los acuerdos intrafirma y los convenios binacionales, las terminales están encontrando una salida a la producción con la venta a sus filiales en el exterior. Prácticamente todas las colocaciones en el exterior de las terminales argentinas se realizan por esa vía. Las exportaciones de julio muestran un incremento del 20,2 por ciento con respecto a las de igual mes del año pasado. La devaluación, al abaratar el costo argentino en dólares, les facilita a las multinacionales esta modalidad de “subsidio” a sus filiales en el país. Pero esta forma de operación no podría tener un carácter permanente, dado que lo que hoy se exporta desde Argentina va en desmedro de la producción de las plantas de la misma marca en otros países.
La capacidad instalada de la industria daría para producir entre 60 y 80 mil vehículos mensuales, pero en la actualidad apenas fabrica 15 mil. En el mes de julio se detectó una levísima reacción en la venta de modelos medianos que, de acuerdo a fuentes del sector, responderían a la relativa estabilidad del dólar durante el período, que habría alentado el recambio de modelo por parte de usuarios que tenían postergada la compra del cero kilómetro. “Pero no estamos hablando de más de 500 unidades de diferencia”, señaló la misma fuente. Son los volúmenes que hoy alcanzan para mostrar, aunque sea tímidamente, un “cambio de tendencia”.
La caída del mercado interno castigó parejo a las distintas marcas. Dentro de ese cuadro, Renault mantuvo en julio el liderazgo en ventas de automóviles, seguido por PSA Peugeot y Ford con una mínima diferencia entre ambos. En cuanto al ranking por modelo, el Renault Clio (en la suma de sus versiones bicuerpo y tricuerpo) fue el más vendido en los siete meses transcurridos del año, aunque el 206 de Peugeot lideró las preferencias en julio. Incluyendo las ventas de vehículos comerciales, Renault logró una participación en los primeros siete meses (por cantidad de unidades) del 24,1 por ciento del total facturado en el mercado, mientras que Peugeot Citröen le sigue con el 18,7 y Ford se ubica tercero con el 15,6 por ciento de las ventas totales. El volumen total de ventas del sector en lo que va del año fue levemente inferior a las 50 mil unidades.
Las cifras suministradas por la Asociación de Fabricantes de Automotores destaca el repunte de las cifras de julio con respecto al mes anterior, que muestran aumentos del 14 por ciento en la producción (15.830 vehículos en julio), 30,2 por ciento en la exportación (12.402 unidades) y 12,4 por ciento en las ventas a concesionarios, que alcanzaron a 4784 unidades. De este último volumen, vale señalar que sólo 2874 unidades corresponden a vehículos de producción nacional (el resto son las importadas por las propias terminales).