Martes, 9 de octubre de 2007 | Hoy
Siete países de Sudamérica hacen su apuesta a la autonomía financiera regional. El 3 de noviembre se firmará en Caracas la creación de una entidad que desafía el rol del FMI, el BID y el Banco Mundial.
Por Raúl Dellatorre
Los ministros de Economía y Finanzas de los cinco integrantes del Mercosur, más Ecuador y Bolivia, lo pusieron ayer por escrito. El Banco del Sur ya tiene fecha programada y lugar reservado para el parto: será el 3 de noviembre en Caracas. Ese día y en ese lugar, los jefes de Estado estamparán su firma al Acta de Constitución de la nueva entidad que ayer, en Río de Janeiro, terminaron de consensuar sus ministros. Caracas pasará desde ese día a ser la sede fija del Banco, que funcionará con un Consejo de Administración que integrará un miembro por país, cada uno de los cuales tendrá un voto. En cambio, no se especificó cómo será la integración del capital, aunque se adelantó que si se resuelve que sea del mismo monto por cada país, a los de menor poder económico se les otorgará un plazo más extenso para integrarlo. “El Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial seguirán funcionando, pero América del Sur tendrá una institución propia”, definió Guido Mantega, ministro anfitrión del encuentro de ayer, expresando los frentes de conflicto que seguramente tendrá por delante la nueva institución. “Será una institución multilateral dirigida por nosotros, cosa que no ocurre con otras”, completó.
El entusiasmo de los siete representantes de los gobiernos sudamericanos ayer, en Río, contrastaba con la soledad en la que Argentina y Venezuela lanzaron la idea del Banco del Sur en febrero, en Puerto Ordaz, en medio de la desértica llanura del país caribeño. En aquel momento, la propuesta enfrentaba las dudas y la toma de distancia de parte de Brasil, que oponía su idea de una entidad que coordinara las tareas de los bancos de desarrollo de cada uno de los países, a la de crear un organismo que disputara espacio político con el Banco Mundial, el BID y hasta el propio Fondo Monetario.
La segunda idea fue la que se impuso, con la adhesión de siete países al momento de fundar la nueva entidad. Primero fueron Bolivia y Ecuador los que se sumaron, lo que favoreció la estrategia interna del ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, enfrentado con Itamaraty (cancillería) y el influyente asesor en temas externos de Lula, Marco Aurelio Garcia, opuestos al proyecto que promete generar nuevos conflictos con los países centrales. Y suena, por si fuera poco, a un mayor compromiso con el mandatario venezolano, Hugo Chávez, y sus ideas. Recién en última instancia adhirieron Uruguay y Paraguay.
Ajeno a esos pruritos, Mantega había sido durante 2006 uno de los que más habían batallado, junto a su par argentina Felisa Miceli, para darle forma al proyecto. Esa fue la base sobre la que trabajaron las comisiones técnicas para arribar a los acuerdos de ayer. Entre sus objetivos figuran:
- Financiar el desarrollo económico y social equilibrado y estable de los Estados parte, haciendo uso del ahorro intra y extra regional para el desarrollo de la región, la inversión productiva y el desarrollo del mercado de capitales, favoreciendo una equitativa distribución de las inversiones dentro del área;
- Promover la estabilidad macroeconómica;
- Fortalecer la integración, con miras a sentar las bases de la autonomía financiera regional y la consolidación de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
En los tres objetivos centrales del Banco del Sur aparece claramente la superposición de funciones con el Banco Mundial y el BID en el primero, y con el FMI en el segundo. El tercero marca firmemente la intención de avanzar en la integración más allá de los meros acuerdos comerciales y de apertura de mercados, para entenderse con las posibilidades de lograr la autonomía respecto de los centros financieros internacionales. Al menos, así llegó en la formulación con la que los ministros se encontraron ayer en Río y donde pueden haber introducido alguna modificación, antes de su despacho a los presidentes.
Miguel Peirano participó del encuentro de Río en representación de Argentina junto al secretario de Finanzas, Sergio Chodos, pero fue este último quien suscribió el acuerdo final, ya que el ministro partió de regreso anticipadamente. Al cerrar el encuentro, fueron los ministros de Brasil y Venezuela, Mantega y Rodrigo Cabezas, quienes informaron lo resuelto. “El banco financiará proyectos públicos y privados, no participará en proyectos en países fuera de la región; es un banco direccionado para América del Sur”, dijo Mantega. Además de los siete socios fundadores, el funcionario brasileño indicó que la propuesta permanece abierta a la incorporación de los otros cinco países sudamericanos: Chile, Colombia, Perú, Guyana y Surinam.
Cabezas fue el encargado de transmitir la invitación a que la rúbrica del acta fundacional tenga lugar el 3 de noviembre en Caracas, que será la sede del banco. Buenos Aires y La Paz funcionarán como subsedes. La entidad estaría en condiciones de comenzar a funcionar en marzo de 2008, previa definición de la organización jurídica, financiera y administrativa de la entidad. Grupos técnicos definirán el capital del banco, cómo será integrado, qué cuota tendrá cada país y cómo se ponderarán los votos de los organismos de dirección, según expresó Mantega, aunque previamente fuentes de la delegación venezolana habían anticipado algunas definiciones en tal sentido.
El representante venezolano dijo que el banco apoyará proyectos de contenido social, pero aseguró que será manejado con profesionalismo. “Si no funciona con profesionalismo, estaríamos condenándolo a muerte”, añadió. “Ningún préstamo estará condicionado a lo que Argentina, Venezuela o Brasil, o cualquier otro socio quieran”, enfatizó. No obstante, Mantega aclaró que Brasil rechaza que el banco se deje seducir sólo por la finalidad social de algunos proyectos. “En nuestra opinión no debería operar en principio con créditos a fondo perdido. Una vez que se haya consolidado, eso podría ser discutido”, planteó.
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