El acuerdo que firmó ayer el Gobierno con grandes cadenas de súper e hipermercados para que rebajen sus precios un 5 por ciento es hasta ahora una promesa. No se definió un listado de productos alcanzados, ni cuándo empezarán los descuentos, ni sobre qué listas de precios se aplicarán, aunque sí se determinó que el arreglo vence el 10 de diciembre. El anuncio lo hizo Néstor Kirchner, luego de recibir en la Casa Rosada a ejecutivos de las empresas distribuidoras. La industria de la alimentación, en cambio, se negó a participar del convenio, aunque el Ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio Interior afirmaron que se terminarán adhiriendo.

Las cadenas que aceptaron la invitación del Gobierno son Coto, Jumbo, Disco, Supermercados Toledo, Wal Mart, Carrefour, Best y Leader Price. El compromiso es que apliquen una rebaja del 5 por ciento sobre “los bienes de consumo masivo que los consumidores adquieren cotidianamente”, según expresó el Palacio de Hacienda a través de un comunicado. No hubo ninguna otra precisión, lo que desinfla las expectativas sobre la efectividad del acuerdo.

El director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Carlos Vasco Martínez, admitió que “no existe una lista” de los bienes involucrados, así como tampoco una fecha a partir de la cual se concretará la disminución. “Se habló de productos de consumo masivo, no de listas ni nada por el estilo”, indicó en declaraciones radiales. Ante la consulta de si se había establecido, al menos, qué clase de productos deberían estar incluidos, como por ejemplo lácteos, verduras o carnes, el dirigente empresario señaló que tampoco se lo hizo. “Hablamos de productos de consumo masivo como un concepto abarcativo”, comentó.

Desde Economía reconocieron que cada cadena instrumentará las rebajas como lo considere mejor. Se supone que deberían participar la mayoría de los productos alimenticios, pero las cadenas podrían limitarlo a las mercaderías de marcas propias. Una alta fuente oficial aseguró a Página/12 que los descuentos se darán “en todos los productos” y que empezarán de inmediato. Ratificó, de ese modo, la información que dejó trascender el Gobierno anteayer, cuando mencionó que el acuerdo se sentirá en el 80 por ciento de los bienes.

“Se trata de una actitud voluntaria, racional y responsable que tienen los empresarios supermercadistas con la Argentina”, destacó Kirchner durante el anuncio del convenio. “Esto es voluntario, no queremos obligar a nadie”, agregó, luego de hacer referencia al caso de Pascual Mastellone, dueño de La Serenísima, quien había advertido que “esta vez” la empresa no se sumará al pacto. “Ayer (por anteayer) escuché al señor Mastellone y puede ser que haya sectores al límite” que no puedan ajustar sus precios, concedió Kirchner. Sin embargo, tanto la cartera que conduce Miguel Peirano como Moreno aseguraron que la industria de la alimentación participará de la iniciativa.

“Los proveedores también ofrecerán promociones y ofertas de sus productos”, sentenció el secretario de Comercio. Economía, en tanto, indicó en su comunicado que “adicionalmente (al compromiso asumido por los supermercados), las empresas proveedoras de esos productos, bajo el criterio del ‘esfuerzo compartido’, también harán su aporte a la nueva propuesta”. Fue una señal de presión que hasta ahora la industria de la alimentación viene resistiendo. Las empresas de ese rubro se ven venir que los supermercados finalmente buscarán obligarlas a darles descuentos, y su objetivo es reducirlos lo más posible.

Las asociaciones de consumidores se mostraron escépticas frente a la promesa de un achicamiento en los precios del 5 por ciento. Susana Andrada, del Centro de Educación al Consumidor, vaticinó que la medida “no será efectiva”, en función de los antecedentes de arreglos similares. De hecho, a fines de julio los grandes supermercados firmaron un acuerdo con Moreno para no subir los precios hasta fin de año. Sin embargo, ya en agosto los precios aumentaron 1,6 por ciento, según el Indec. En ese mes, la inflación minorista fue del 0,8 por ciento. El titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, consideró que “está bien procurar una rebaja, pero es necesario encarar el problema de la formación de precios, desde la producción, pasando por la intermediación y la venta final a los consumidores”.