El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, avaló ayer la creación del Banco del Sur como una entidad “más afín a los intereses de la región”, que supla las deficiencias del Fondo Monetario Internacional. Las declaraciones estuvieron a tono con las que formuló el presidente del Ecuador, Rafael Correa, que se refirió a los organismos multilaterales como una “burocracia indeseable”.

Esos avales verbales, desde Wa-shington, en el primer caso, y desde Quito, en el segundo, fueron formulados días antes de que los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela se reúnan en Caracas para formalizar el lanzamiento de aquella nueva banca.

El encuentro está previsto para el 3 de noviembre, en el marco de una cumbre regional de la que también participarán Paraguay y Uruguay. Allí se formalizaría el anuncio de la puesta en marcha de un nuevo banco que iniciará sus actividades con un capital de 7000 millones de dólares y tendrá su sede central en la capital venezolana y otras dos subsidiarias en Buenos Aires y La Paz.

Luego de reunirse con el titular del Fondo, Rodrigo Rato, Mantega reivindicó la necesidad de una banca regional destinada “al financiamiento de proyectos” y en cuyas decisiones sea factible “tener más influencia”, aunque aclarando que seguirá acudiendo al FMI para solucionar eventuales problemas en la balanza de pagos.