ECONOMíA

Extraña unión: holdouts y ganaderos estadounidenses

Los bonistas se juntaron con los ganaderos que quieren limitar la competencia de la carne argentina y ponen el fantasma de la aftosa.

 Por Cledis Candelaresi

¿Qué tienen en común los holdouts y los ganaderos estadounidenses? El deseo de demostrar que Argentina no es un país fiable ni para invertir ni para ser su cliente de bienes sensibles, tal como lo demuestra un comunicado conjunto de organizaciones que nuclean a unos y otros. “¿Cómo podemos confiar en que el gobierno argentino toma las medidas necesarias para asegurar que la carne que estamos importando esté libre de aftosa, cuando no está manteniendo su contrato con los acreedores de los Estados Unidos?”, alertaron en un comunicado esta extraña alianza.

Esta singular coalición fue promovida por la American Task Force Argentina (Atfa). Esta entidad nuclea a tenedores de bonos en default y nació proclamando su intención de generar conciencia sobre lo que ellos consideran poca credibilidad argentina. En las últimas horas dio un paso en ese sentido al iniciar en oficinas de la Cámara de Representantes reuniones con la U.S. Cattlemen’s Association (Usca), organismo que reúne a productores de ganado, que acaban de sumarse así a la cruzada antiargentina.

Esta vez no fue el ex secretario del Tesoro Paul O’Neal defendiendo a “los plomeros” de Estados Unidos contra los bancos que tenían los títulos defolteados. Robert Raben, ex subfiscal general del Ministerio de Justicia y director ejecutivo de Atfa, sentenció en las últimas horas que “Argentina necesita trabajar con nosotros para mostrar que quiere abordar los problemas de su economía y ver cómo esos problemas están afectando a nuestros contribuyentes, ganaderos, estancieros y educadores”.

A través de su página web, los bonistas que rechazaron el canje que fue aceptado por más del 70 por ciento de los acreedores acusan al país de haber defraudado tanto normas internacionales como las estadounidenses por disponer el no pago de su deuda, primero, y proponer luego una quita a su juicio excesiva ya que, luego de la reestructuración, implicó el compromiso de pagar “sólo 27 centavos” por cada dólar adeudado. Sobre este argumento para explicar por qué no se avinieron a la renegociación, Atfa presiona ahora a su propio gobierno para que intervenga con miras a conseguir que Buenos Aires les pague y con una fórmula más ventajosa.

Desde su website fundamentan que “la prosperidad argentina se construye sobre cimientos falsos”, como el supuesto ahorro fiscal propiciado con aquella quita. Pero también advierten a la Casa Blanca de los riesgos de tratar con un gobierno que se alía a otro “deshonesto como el de Hugo Chávez”, dato ilustrado con una foto al pie de página del ex presidente Néstor Kirchner intercambiando sonrisas con el venezolano.

Los ganaderos estadounidenses tienen sus propios intereses. A pesar de la pérdida relativa frente a otros exportadores agresivos como Brasil, la competitiva producción argentina les disputa con buen precio mercados en el mundo. Plazas que ellos hace tiempo perdieron parcialmente con la aparición de la “vaca loca”. Más acotado es el problema respecto de su propio mercado, que en parte también está abastecido por la importación: por el peligro de la aftosa, Washington sólo compra a Buenos Aires carnes procesadas.

Cuando el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal de los Estados Unidos (Aphis, según siglas en inglés) admitió la importación de estos productos elaborados, también propuso analizar la chance de importar carne sin procesar desde la Patagonia, a su criterio libre de aftosa. Esa iniciativa quedó en amague y ahora los ganaderos tienen de aliados a los holdouts.

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Los acreedores atacan al ganado para recuperar sus fondos.
Imagen: Guadalupe Lombardo
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