En contra de lo que indica el sentido común, los buenos modales quedaron circunscriptos a la reunión privada que mantuvo anteayer la Mesa de Enlace con el Gobierno, pero en público volvieron a primar las chicanas políticas. Luego de haber reconocido algunos avances en el primer encuentro en mucho tiempo entre el campo y el Ejecutivo, los líderes agropecuarios no desperdiciaron oportunidad para disparar su batería de reclamos insatisfechos. En realidad insistieron sobre uno, su único: las retenciones. Fuentes ligadas a la mesa de negociación adjudicaron las declaraciones a cierto malestar supuestamente generado por las intervenciones de la presidenta Cristina Fernández y del ex mandatario Néstor Kirchner.

La eliminación a las retenciones para los productos lácteos, la compensación al trigo en puerta de molinos, la suba del precio de referencia para ese grano y otras medidas puntuales para el sector fueron reconocidas como “decisiones tomadas en la dirección correcta” por el Gobierno. Esto motivó que los distintos grupos de productores que se reunieron, por separado, en las últimas horas, hayan coincidido en abrir un período de “tregua” hasta la próxima reunión. Es decir, no se planteará en el ínterin la posibilidad de volver al lockout. Sin embargo, mientras que puertas adentro las evaluaciones iban en ese sentido, ante las cámaras de televisión y en público la dirigencia volvió al discurso encendido.

El titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, fue el más cortante: “Nada ha cambiado; los instrumentos con los que nos torturan son los mismos; las retenciones no han cambiado”. El presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, dijo que “la reunión tuvo algunos componentes positivos, pero queda todo por hacer con la comercialización y las retenciones”. Mario Llambías, al frente de Confederaciones Rurales, se lamentó de que “el oficialismo no quiera discutir los temas”. Los dirigentes rurales advirtieron acerca de la posibilidad de un doble discurso dentro y fuera de la negociación por parte del Gobierno. Pero esta vez no hubo segundas interpretaciones de lo ocurrido en el encuentro. Sin embargo, algo pasó desde la tensa sonrisa que esbozaban a la salida del Palacio de Hacienda y las críticas posteriores.

“Cuando salieron sólo habían analizado el diez por ciento del paquete que el Estado les había presentado. La reunión no fue un fracaso. Por el contrario, fue cordial. Pero no se habló de retenciones”, explicó a Página/12 una fuente de Confederaciones Rurales. La segunda línea de las entidades, en contacto con la Mesa de Enlace, sostiene que no existió margen para negociar y que el plan que presentó el Ejecutivo era “cerrado”. Y aseguran que las declaraciones de Cristina y de Néstor Kirchner no ayudaron a acercar posiciones. “Los ataques fueron innecesarios e inoportunos. Por un lado te dicen ‘vamos a arreglar’ y por el otro aparecen discursos durísimos”, opinó un dirigente de Federación Agraria.

Insisten en que hubo pocos avances, pero admiten que algunas medidas que se anunciaron van en línea con lo pedido. “El incentivo para incrementar el peso de los novillos, la reducción del 50 por ciento de las retenciones para los productos regionales y la eliminación de las retenciones a la leche son medidas acertadas”, afirmó a este diario un dirigente ruralista entrerriano. Además del pedido unísono por la eliminación de las retenciones como único paliativo que consideran viable para satisfacer al sector, las críticas se centraron en el “tiempo” que insumirá la puesta en práctica del paquete oficial.

Pero a pesar de las críticas, las bases se muestran conciliadoras y no pretenden obstaculizar la negociación. En Entre Ríos informaron que seguirán las reuniones regionales hasta el martes, pero sin cortes de ruta ni cese de comercialización. La decisión se tomó luego de que el mediático dirigente local Alfredo De Angeli se comunicara telefónicamente con Buzzi, según explicaron a Página/12. “La estrategia la va a definir la Mesa de Enlace, y nosotros seguimos acá con asambleas para transmitir al Gobierno el estado de ánimo de la gente”, dijo un allegado a De Angeli. Es decir, transmitir que sigue la insatisfacción.