Miércoles, 14 de octubre de 2009 | Hoy
Eduardo Curia. Economista
“Estamos observando un desgaste del poder hegemónico del dólar por la crisis financiera internacional, eso es evidente, pero muchos analistas se apresuran a ponerle el epitafio. Comienzan a cuestionar si la moneda puede seguir cumpliendo el rol de reserva de valor que desempeñó en los últimos treinta años, pero son exageraciones. Además no está claro cuál podría ser el esquema de reemplazo. China, que habla mucho sobre la necesidad de una nueva moneda, no permite que el yuan se aprecie y sale a comprar dólares, junto con otras economías de la región, para sostener su valor. Los chinos tienen un elavadísimo nivel de reservas internacionales en dólares y no van a permitir que todo eso se desplome. Su esquema de desarrollo está fundado en una relación profunda con esa moneda y con Estados Unidos. Si bien muestra cierto grado de flexibilidad, China sigue aferrándose al dólar para mantenerse competitiva. Más allá de los cuestionamientos que hay sobre el dólar, ningún país o región quiere que su moneda se convierta en reserva de valor. El euro se está volviendo a apreciar contra el dólar, pero no se presenta como un contendiente a la hegemonía. Quien asuma ese rol tiene que vivir con un déficit externo crónico, como el norteamericano, y eso no es algo que cualquier economía pueda soportar. La estrategia de crecimiento china aprovecha ese déficit sistemático y por ahora la situación no parece que vaya a cambiar.”
Ivan Heyn. Economista de Aeda
“Existe un desplazamiento progresivo del patrón dólar tanto en el comercio internacional como en los mercados accionarios. Antes de la actual crisis financiera, Estados Unidos ya mostraba un profundo déficit que resolvió emitiendo al igual que ahora. De ese proceso se observó que las empresas empezaron a acumular en activos a medida que se erosiona la confianza en el dólar, dando lugar a un fuerte proceso especulativo. Eso se tradujo en el importante aumento de precios de las materias primas y otros commodities como el petróleo. A ese escenario se le suman poco a poco los Estados, como Rusia, China y en menor medida Argentina, que comienzan a diversificar la moneda utilizada en sus operaciones realizando acuerdos para desplazar al dólar de las transacciones comerciales. Pese a los cambios relevantes que se observan, para reemplazar el rol dólar como reserva de valor es necesario un nuevo sistema de Bretton Woods, una nueva arquitectura financiera internacional, con acuerdos de tipo de cambio entre los distintos países. Pero allí el problema es que nadie quiere ceder, porque eso significa decidir políticamente niveles de competitividad. Se requiere un proceso de ajustes de largo plazo, pero el mercado se mueve más rápido. En ese escenario, la lógica macroeconómica mundial lleva a un proceso de profundización del proteccionismo, porque no se puede saber si los socios comerciales venden caro o barato.”
Andrés Asiain. Cátedra Jauretche
“Desde un plano teórico aislado de toda realidad, como hacen muchas teorías económicas, es posible suplantar una moneda por otra e inclusive crear una moneda internacional. Sin embargo, en el plano real, que está sujeto a relaciones de poder, no existe ningún país o moneda con las condiciones para desplazar al dólar. En el marco de las disputas de poder en las organizaciones internacionales, China cuestiona el rol del dólar como elemento de presión para destacar la posición privilegiada que tiene Estados Unidos. Se pone en evidencia algo que hasta ahora parecía normal, irrelevante: el poder de Estados Unidos para manejar la política monetaria sin que le importe el resto del mundo. Si bien no se desplaza al dólar, sí se puede avanzar en acuerdos bilaterales o regionales que den mayor autonomía frente al dólar, como en Asia o en Europa. En América latina esto se refleja en el sucre. Son intentos para desvincular ciertas operaciones del dólar generando soberanías monetarias que excedan a Estados Unidos. Mientras tanto, en el plano local, el dólar continúa siendo una de las restricciones más importantes para la economía, para el manejo de la política fiscal y monetaria que quedan subordinadas a los intereses hegemónicos. En ese sentido, se necesita un nuevo esquema del sistema financiero que limite las posibilidades de arbitraje entre los activos en dólares y en pesos. Hay que restringir los movimientos de capitales para permitir una mayor autonomía en el funcionamiento y diseño de la política monetaria interna.”
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