ECONOMíA › UN SECTOR DEL GABINETE RESPALDA A PIGNANELLI
Aún empujan para que se quede
Pese a que la creencia mayoritaria en el Gobierno era que hoy el presidente Eduardo Duhalde decidirá la salida del titular del Banco Central, Aldo Pignanelli, no todos los integrantes del Gabinete consideraban que el tema estuviera cerrado. “Pignanelli es un buen amigo y un buen compañero. Yo creo que si hoy tiene una charla sincera con Duhalde, puede seguir al frente del Central perfectamente”, respondía ayer a Página/12 un ministro cercano al Presidente, que evaluaba que un nuevo cambio de la autoridad económica no sería una decisión inteligente.
No hubo ninguna reunión en Olivos, pero sí se cruzaron llamados telefónicos para ponerse al tanto de las últimas novedades. Duhalde llegó a la noche luego de un fin de semana de rélax en el sur, llamó a algunos de sus ministros y se quedó en su casa. Sólo habló para avisar que aún no había definición sobre el tema Pignanelli y que era probable que todo quedara resuelto hoy. “Debo reunirme hoy con él. Me sorprendió su renuncia en pleno viaje a Brasil y éstas son cosas que no pueden hablarse por teléfono”, sostuvo el Presidente.
Dentro del gabinete no hay uniformidad de criterios. Si bien son mayoría quienes se inclinan por darle su apoyo a Roberto Lavagna, también están los que se consideran amigos del jefe del Central –al fin y al cabo, un militante peronista de años– y no ven un reemplazante que les produzca la misma confianza. En este sector, explicaba un hombre cercano al Presidente, podría ubicarse al jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y al ministro de la Producción, Aníbal Fernández. Ellos son quienes más fuerza hacen para que hoy Duhalde no le suelte la mano a Pignanelli.
“El problema que tiene Pignanelli es que deja que algunos muchachos del CEMA le hagan el coco”, explicaba un hombre cercano a este sector. Al CEMA pertenecen los más prominentes economistas del menemismo, como el ex ministro Roque Fernández y el ex presidente del Central Pedro Pou. En Economía, justamente, ven a los menemistas detrás de cada operación en contra de Lavagna que sale del Central. “Lo principal es que si hay diferencias se resuelvan en privado y no a través de los medios”, retomaba su explicación el funcionario.
“El mercado lo respeta mucho, el dólar está tranquilo y con algunos de los reemplazantes que se están barajando no sabemos qué puede pasar”, seguía con su argumentación. Un motivo más para que todo siguiera como hasta ahora era los muchos cambios de autoridades sucedidas en el Central en el último año, una señal nada tranquilizadora para los siempre quisquillosos mercados financieros. “No sería inteligente que hubiera más cambios, lo que tenemos que dar hacia afuera son señales de calma”, agregaba.
Esta tesis conciliadora –y minoritaria– cerraba imaginando una charla de tono sincero entre Duhalde y Pignanelli en la que el Presidente conminaría a dejar las operaciones internas de lado para siempre. Si bien Lavagna y el jefe del Central hace meses que no se tratan, si dejaran de imaginar la mano del otro detrás de cada artículo en su contra que aparece en los medios, en el gabinete hay quienes imaginan que durante los meses que le quedan al Gobierno bien podría mantenerse una paz forzosa. “Yo hablé tres veces con Pignanelli el viernes y es cierto que estaba muy caliente, pero para nada lo vi en una postura intransigente. No hay nada que no pueda solucionarse con una buena conversación”, insistía el funcionario.