Los precios de los productos que componen la canasta básica alimentaria (CBA), que define la línea de indigencia, crecieron 0,5 por ciento en julio, según el Indec. En tanto, la canasta total (CBT), utilizada para relevar el nivel de pobreza, subió un 0,8 por ciento. A diferencia de meses anteriores, ninguna de las dos mediciones se posicionó por encima del índice general de precios. Este comportamiento se explica porque el rubro del IPC que más creció fue Esparcimiento, a partir de un fuerte incremento del turismo, que no se computa para ninguna de las dos canastas.

La CBA se construye a partir de los precios de los alimentos indispensables para cumplir con los requerimientos kilocalóricos y proteicos de un hombre adulto. Registró un avance de 0,5 por ciento con respecto a junio, impulsada por la suba en verduras –cuya oferta se vio afectada por las heladas– y lácteos. El valor de esta canasta para una familia conformada por dos adultos y dos niños es de 539,64 pesos para el Indec, estableciendo el piso para no caer en la indigencia. En forma anual la CBA acumula un alza del 20,6 por ciento, y en lo que va del año, del 12 por ciento. Más allá de la desaceleración en la suba respecto de principios de año, el incremento acumulado sigue definiendo que los más perjudicados con la inflación son los sectores de menores ingresos.

Por su parte, la CBT incorpora una serie de servicios básicos como transporte, o bienes de otro tipo, como la indumentaria. Este último rubro fue un factor que explicó el crecimiento de la canasta de 0,8 en el mes. El avance frente a julio de 2009 es de 15,9 por ciento, mientras que en lo que va del año acumula un alza del 9 por ciento. Un factor que retrasa la CBT respecto de la CBA es la relativa estabilidad de las tarifas de los servicios públicos. Según el organismo oficial, el mismo grupo familiar requirió de 1174,49 pesos para no ser pobre.