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El Senado sancionará hoy dos de las leyes económicas enviadas por el Poder Ejecutivo y contempladas en el paquete fiscal acordado con el Fondo Monetario Internacional. Se trata de la aplicación del Impuesto a las Ganancias a las reintegros de exportaciones y la derogación de los regímenes de competitividad implantados por Domingo Cavallo como ministro de la Alianza. Pero ambas normas quedarán acotadas. En el caso de los planes de competitividad, porque se facultará al Ejecutivo a reponer los beneficios a algunos sectores, y en el de la ampliación de Ganancias a los reintegros porque sólo regirá por un año.
Luego de una intensa jornada de labor parlamentaria, se acordó que el Senado sesionará desde las 10 horas de hoy y aprobará, tal cual vienen de Diputados con media sanción, las dos normas mencionadas. Si no se presentan complicaciones, los deberes comprometidos en la carta de intención con el FMI estarán prácticamente completados. Sólo restará transformar el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) en una alícuota en vez de una suma fija, según rige actualmente.
Como sea, no se espera que las dos nuevas normas tengan efecto fiscal de corto plazo. La derogación de los planes de competitividad, uno de los mecanismos elucubrados por Domingo Cavallo para mejorar el tipo de cambio real sin alterar la convertibilidad, era esperada tras la devaluación. Además, la aplicación de regímenes particulares a la medida de cada sector sumaban complejidad a la administración fiscal. Sin embargo, la norma que se sancionará hoy dejará libertad al Ejecutivo para que arbitre medidas especiales que repongan beneficios para algunos sectores afectados por la devaluación. En especial, aquellos con ingresos en pesos, pero con insumos dolarizados. Según pudo saber este diario de fuentes legislativas, estos sectores son esencialmente dos: el transporte y los medios de prensa.
En cuanto a la imposición de Ganancias a los reembolsos a las exportaciones, tampoco se estima un efecto fiscal inmediato. El tributo generaría ingresos por alrededor de 200 millones de dólares anuales sólo si todas las empresas involucradas pagasen. Sin embargo, el desfasaje provocado por la devaluación en los estados contables de las firmas significará que en no pocos casos existan resultados negativos y, por lo tanto, que no se paguen Ganancias. Los mejores resultados tributarios sólo podrán percibirse en el largo plazo. El problema es que en ese hipotético largo plazo el tributo desaparecerá. Los senadores prevén completar la media sanción de diputados para el nuevo tributo, pero de inmediato sancionar una ley complementaria que establezca una duración del tributo de sólo un año.
Anticipando una solución legislativa favorable a sus propuestas, el ministro Roberto Lavagna se arriesgó ayer a pronosticar que las metas fiscales comprometidas con el FMI serán cumplidas sin dificultad. Además, aseguró que la inflación anual se establecerá por debajo de la pauta del 22 por ciento planteada en el Presupuesto 2003 y que el pronóstico de crecimiento del producto bruto deberá ser corregido, del 3,6 por ciento previsto anteriormente, al 4 por ciento.