Sábado, 2 de julio de 2011 | Hoy
ECONOMíA › MARCó DEL PONT DEBATIó CON SUS PARES DE CHILE Y URUGUAY
La titular del Banco Central dijo que el aumento de precios se explica por la suba en la cotización internacional de los alimentos y el proceso de redistribución del ingreso. Para sus colegas el origen es monetario.
Por Javier Lewkowicz
“En la Argentina no están presentes las condiciones para que se desate un proceso de aceleración inflacionaria. No podemos equivocar el diagnóstico sobre lo que ocurre con los precios. Las raíces del aumento no son monetarias. Lo que sucede tiene que ver con la suba en el precio internacional de los alimentos y el proceso de redistribución del ingreso que se ha producido”, señaló la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. En el último panel de las jornadas organizadas por la institución monetaria, denominado “Autoridades de los bancos centrales: mandatos tradicionales y nuevos”, la postura heterodoxa de Marcó del Pont contrastó con la de sus colegas de Chile y Uruguay, José De Gregorio y Mario Bergara Duque, respectivamente. Surgieron diferencias en torno del rol del Banco Central, las causas de la inflación, la crisis internacional y las estrategias de desarrollo.
El pensamiento ortodoxo señala que la autoridad monetaria tiene como función principal combatir la inflación. “Los bancos centrales deben velar por la estabilidad de precios. Son los que emiten el dinero y por eso deben cuidar el valor de la moneda. Es fundamental anclar las expectativas inflacionarias para evitar fluctuaciones macroeconómicas”, indicó De Gregorio. Bergara Duque destacó antes de comenzar su exposición las fuertes coincidencias con su colega trasandino y acotó que “la estabilidad es responsabilidad de los bancos centrales”.
Por detrás de esas definiciones está la noción de que la inflación es un fenómeno monetario. En la medida en que, según esta concepción, es el Banco Central aquel que domina la oferta de dinero, él es el responsable de la inflación. Además, como la economía monetaria está divorciada de la “real”, no tiene sentido que la banca procure incidir sobre el producto o el empleo, ya que sólo estaría fogoneando la inflación. Para evitar “abusos”, entonces, resulta necesaria la independencia del Banco Central, algo en lo que coincidieron De Gregorio y Bergara Duque.
Marcó del Pont, en cambio, retomó las ideas del pensamiento latinoamericano y recordó que los procesos de explosión inflacionaria en la región estuvieron siempre vinculados con problemas en el sector externo y no con un excesivo gasto público o emisión monetaria. “Estamos en un país subdesarrollado, donde los procesos económicos de desestabilización más fuertes fueron producto de no poder industrializar la economía para poder aliviar el sector externo”, señaló.
La economista analizó que la inflación que actualmente se registra en la economía local no se explica por una expansión monetaria desmedida, sino por “el aumento de los precios internacionales y la puja distributiva, en una economía oligopolizada”. “Nosotros creemos que estas cuestiones no las vamos a resolver apreciando la moneda, restringiendo el crédito o subiendo la tasa de interés. Desde el Banco Central buscamos evitar que haya tensiones monetarias ante un exceso de demanda y promover el crédito para impulsar la inversión”, agregó. En cambio, el Banco Central de Chile utiliza un esquema de metas de inflación, “que es la mejor forma de resolver la dicotomía entre inflación y desempleo”, describió su titular. La experiencia latinoamericana parece ser diferente, ya que en numerosas ocasiones la inflación (derivada de la devaluación) fue acompañada de alto desempleo.
La meta de inflación obliga a tener un tipo de cambio flexible, que está generando problemas productivos por la apreciación derivada de los buenos precios internacionales y la entrada de flujos de capital. En este sentido, Marcó del Pont resaltó la “necesidad de regular los flujos de capitales de corto plazo”. Por su parte, De Gregorio indicó que “es necesario tener un nivel importante de reservas internacionales en los bancos centrales para autoasegurarse”. En ese punto, Marcó del Pont coincidió, aunque agregó que las reservas “no se acumulan porque sí, sino para ser utilizadas cuando sea necesario”.
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