Jueves, 10 de julio de 2014 | Hoy
¿No es exagerado afirmar que se pone en riesgo el rol de Nueva York como plataforma financiera global para la emisión de bonos de deuda?
–La Justicia norteamericana tira abajo más de 30 años de jurisprudencia. Históricamente, los países que emiten deuda están, por un lado, inusualmente desprotegidos y, por otro, inusualmente protegidos. Desprotegidos ya que frente a un incumplimiento, algo que es relativamente claro cuando no pagan en tiempo y forma, es esperable que bajo las leyes de contratos rápidamente los acreedores obtengan fallos favorables de la Justicia de Nueva York. No hay mucho que discutir. Entonces está inusualmente desprotegido, ya que la defensa habitual de cualquier deudor privado es acogerse a la ley de quiebras, donde se bloquea la ejecución del fallo por un tiempo y permite alcanzar un acuerdo con todos alcanzados los dos tercios de adhesión; no está disponible para los deudores soberanos. Pero está inusualmente protegido ya que una vez que el acreedor obtiene esa ventaja, sus posibilidades de lograr que se le pague están debilitadas por la existencia de leyes de inmunidad soberana. En Estados Unidos esa ley dice que un juez no puede ejecutar su fallo sobre bienes que no estén ubicados en su territorio y sean dedicados a fines comerciales. Por eso, durante todo este tiempo los buitres tuvieron dificultades para embargar. Ese juego entre ventaja y desventaja generó incentivos para abrir mesas de negociaciones que en el caso argentino implicó una adhesión del 92,4 por ciento de los acreedores. Hoy por hoy los acreedores cuentan con un arma que antes no tenían: el fallo les permite traer a la mesa, como flujo de fondos para pagarles, los recursos que les corresponde a bonistas que son terceros. La mayoría de los bonos emitidos en el mundo siguieron incluyendo las cláusulas pari passu.
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