ECONOMíA › EXPENDEDORES DE SHELL Y ESSO, CONTRA LA PARED
Entre dos fuegos y sin salida
Néstor Cappiello es el dueño de una estación de servicio Esso de la localidad de Hurlingham. Desde que se desató la guerra del Gobierno contra Shell primero y, en menor medida, contra Esso después, sus ventas de combustibles líquidos bajaron el 35 por ciento, mientras que el GNC, que no varió su precio, perdió entre el 20 y el 25 por ciento.
–¿Las ventas de GNC también cayeron?
–La gente no sólo mira los precios sino la marca. De lo que se trata es de no cargar en Shell y en Esso. Tengo conocidos que trabajan con Shell y para ellos la situación es aún peor; en algunas estaciones las ventas cayeron hasta el 70 por ciento.
–¿Considera que la situación puede mantenerse en el tiempo?
–Existe una especie de pacto de fidelidad con los clientes que de alguna manera se deterioró. Creo que muchos de los que se fueron no van a volver, porque la marca quedó identificada entre las que quisieron cobrarle de más. Será una mancha difícil de sacarnos.
–¿La responsable de la situación que usted vive es la empresa?
–Aunque no fue la primera en hacerlo, Esso subió los precios. Si uno observa históricamente cómo fueron los aumentos en la Argentina, encuentra que existe una secuencia clásica. Primero Shell, después sigue Esso y atrás siempre seguían Eg3 –ahora Petrobras– y Repsol. Creo que lo que el Gobierno hizo al reaccionar contra Shell fue parar la secuencia apenas comenzó. Nosotros quedamos en el medio.
–¿La empresa les avisó que aumentaría los precios?
–Nunca nos avisan, a veces nos enteramos después de que ocurren. Los surtidores están conectados a una computadora, que a su vez está conectada vía modem con Esso, que cambia los precios de manera automática.
–Si es como dice, entonces la firma conoce hasta los litros de combustible que usted vende.
–Así es. Incluso esta vez aumentaron un viernes para que, con el fin de semana, pasara desapercibido. Después de la reacción contra Shell, a muchos nos pareció extraño que la compañía aumentara de todas maneras.
–¿Se lo cuestionaron a la empresa?
–Sí, y el argumento fue que se trató de una decisión que no se tomó en la Argentina sino en Estados Unidos. En realidad, desde hace dos años Esso Argentina ya no es más una sociedad anónima sino una SRL, no tiene presidente en el país. La distribución de combustibles, por ejemplo, ya no se maneja en el país sino desde Brasil. Si yo tengo un problema de abastecimiento, como me sucedió este fin de semana, solo pueden resolvérmelo desde Brasil.
–¿Qué cree que pasará con su negocio si esta situación continúa?
–Mi situación es complicada porque una parte de la inversión fue hecha con créditos. Con una baja de ventas del 35 por ciento los números no cierran. Para los que también tenemos GNC el impacto es algo menor, porque el margen de comercialización es más alto. Tenemos una estructura de 15 empleados que será lo último que toquemos.
–¿No puede cambiar de proveedor?
–No, porque tengo un contrato por 15 años y sólo llevo 5.
–¿No puede rescindir el contrato?
–El contrato no se puede cambiar, aunque la empresa nos cambie los márgenes de comercialización y las condiciones de pago.
–¿Qué pasa si el negocio va mal?
–Me dan la opción de ponerlo en venta, reservando la aprobación del comprador, ya que le transfieren el contrato a él.