La Argentina y Brasil retomaron ayer en Buenos Aires las negociaciones para establecer un nuevo régimen de intercambio bilateral de automotores y acordaron acelerar las tratativas para tener operativo el esquema a principios de julio. El encuentro sirvió para reafirmar “las intenciones de ambos gobiernos de imprimirles más velocidad a las conversaciones”, a fin de dotar de una mayor previsibilidad a las compañías del sector, señalaron funcionarios que participaron del cónclave. La parte argentina, compuesta por un equipo de seis técnicos y el subsecretario de Industria, José Luis Díaz Pérez, volvió a poner reparos a la liberalización total del comercio automotor bilateral y a pedir más simetría en las inversiones de las compañías del rubro. Las diferencias entre los socios obedecen a que el gobierno argentino pretende que las multinacionales instaladas en el país produzcan en sus plantas locales al menos la misma cantidad de autos que venden en el mercado interno, mientras que Brasil apunta a liberar las importaciones y exportaciones de vehículos al interior del bloque. Por eso, Brasil pretende un esquema más flexible y busca abaratar las importaciones de autopartes de extrazona.