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–¿Las empresas están de acuerdo con una revisión contractual?
–Sí. Ya organizamos varias reuniones, la última de ellas con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y se acordó trabajar sobre la base de los puntos anteriores. Las privatizadas saben que no se puede dar marcha atrás y que lo mejor para todos es negociar un nuevo contrato. El problema es que aún no está claro cuál será el ámbito para esa renegociación. Nosotros coincidimos con el reclamo de las empresas de que debe recrearse el Ministerio de Infraestructura.
–¿Y hablaron de un método de ajuste tarifario para el futuro, luego de la devaluación y posterior al congelamiento?
–Aún no se avanzó en ese sentido. Pero inevitablemente habrá que fijar un nuevo valor tarifario hacia el futuro, así como una nueva fórmula de ajuste. Difícilmente las tarifas vayan a congelarse para siempre. Pero para esto hay que considerar los planes de inversión que ejecutaron y tienen en ejecución, el monto y origen de la deuda o la evolución de las tarifas. Todo importa.
–¿Eso quiere decir que habrá acuerdos diferenciados?
–Sin duda. Cada contrato debe estudiarse por separado. No es igual la historia de Aguas Argentinas que la de las telefónicas o los ferrocarriles.