El grupo de los siete países más industrializados (G-7) analiza qué medidas tomar en conjunto para frenar la crisis bursátil, aseguraron medios japoneses. El conjunto de economías más poderosas estaría tomando así el reclamo del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, que el jueves de esta semana había pedido alguna acción del G-7. En sentido opuesto a este pedido, el gobierno alemán opinó que “no parece necesario” convocar a una reunión extraordinaria del G-7, admitiendo que había recibido una propuesta en tal sentido del flamante mandatario francés.

Las discrepancias entre los principales referentes de la Unión Europea se pusieron de manifiesto en una jornada financiera en la que, pese a cierto respiro logrado por la activa intervención de la Reserva Federal de los Estados Unidos, subsiste la sensación de que la crisis está lejos de haber quedado atrás. Ayer, otra sociedad de crédito estadounidense, First Magnus Corp, anunció que cesaba en la actividad y no concedería más préstamos a partir de ese momento, debido al colapso del mercado secundario de hipotecas. La empresa operaba en todo el país y tiene más de cinco mil empleados, que ayer fueron enviados en su gran mayoría a sus casas. Se trata de una de las principales entidades financieras del ramo hipotecario de Estados Unidos, entre las que no cotizan en Bolsa.

La nota enviada por Sarkozy a sus colegas del Grupo de los Siete, el jueves último, incluía una serie de propuestas para abordar la crisis de los préstamos hipotecarios especulativos del mercado estadounidense, cuyo desequilibrio se propagó al resto del mundo. El mandatario francés convocaba a los líderes de la economía mundial a “actuar con mayor transparencia” y buscar una salida consensuada a la crisis. Ayer, el gobierno alemán, a través de su portavoz, Thomas Steg, fue el primero en responderle: “No nos parece necesario convocar a una reunión extraordinaria” del G-7.

Sin embargo, la agencia japonesa Jiji Press aseguraba que los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales de las siete naciones se reunirán de urgencia para buscar fórmulas de estabilización de los mercados. Otra opción sobre la mesa es la publicación de un comunicado conjunto del G-7 sin ninguna reunión previa, señaló la misma agencia. La duda es si una actitud tal aportaría algo positivo o, por el contrario, sólo serviría para alimentar la inquietud de los inversores.

La ministra de Economía y Finanzas de Francia, Christine Lagarde, una de las más firmes impulsoras del encuentro, afirmó ayer en París que la crisis actual de los mercados no puede ser caracterizada como un crash. Se trata “de una corrección financiera, ciertamente brutal, pero previsible”, opinó.