La relación con Brasil ocupará un lugar destacado en la agenda económica de los próximos meses. El ministro de Economía, Martín Lousteau, recibirá mañana a su par de Hacienda de ese país, Guido Mantega, para avanzar en la definición de algunos temas centrales.

El más urgente se vincula con el proyecto regional del Banco del Sur, lanzado políticamente el día 9 pasado, la noche previa a la asunción de Cristina Fernández, pero al que ahora hay que llenar de contenido. Los siete socios establecieron en esa oportunidad que los ministros de Economía debían acordar en el plazo de sesenta días cuál será el capital inicial de la entidad, cuánto dinero aportará cada país y cómo se asignarán los créditos, entre los puntos más destacados. Lousteau y Mantega buscarán un entendimiento previo para llevar una posición unificada al cónclave con el resto de los miembros del banco.

Un segundo tema para el encuentro de mañana es igualmente sensible. Se trata del comercio bilateral del sector automotor, industria en la que Brasil tiene una escala de producción cinco veces superior a la argentina, pero que para el país es central, dado que representa el rubro fabril que más empleo genera, el que más exporta y el que más pesa en la medición del nivel de actividad manufacturero. En junio vence el régimen de intercambio comercial administrado y los países deben resolver qué pasará de ahí en más: si habrá libertad para exportar e importar sin cupos o si continuará el sistema de compensaciones. El gobierno argentino pretende extender la protección para la producción local, mientras que Brasil buscaría, por lo menos, acotarla.

Por último, los ministros tratarán de avanzar con el proyecto para eliminar al dólar en las transacciones comerciales entre ambos países. Hasta ahora hubo pruebas piloto en algunos sectores, que resultaron positivas, y el objetivo es ampliar la mecánica a otros rubros. El reemplazo del dólar por el peso y el real en las operaciones de comercio exterior apunta a bajar costos y a fortalecer la integración. También es un paso decisivo hacia la constitución de una moneda común del Mercosur o continental, tal como lo alientan los presidentes de Bolivia, Hugo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa.