EL MUNDO › ELECCIONES GENERALES TRAS CUATRO AÑOS ROJIVERDES

Un día muy particular en Alemania

Alemania va a las urnas hoy en una situación de empate técnico entre Gerhard Shroeder, el canciller socialdemócrata que gobernó en los últimos cuatro años en coalición con los verdes, y los socialcristianos conservadores de Edmund Stoiber. El gobierno de Schroeder fracasó en su promesa de bajar el desempleo, pero reflotó –paradójicamente– con las inundaciones, y el rechazo a una invasión a Irak. Aquí, dos reportajes a los representantes de cada uno.

ROLAND KOCH, CONSERVADOR
“Estamos peor que todos”

Por C. K.
Desde Berlín

De 44 años, Roland Koch, el primer ministro del Estado federado de Hesse, es considerado como un posible futuro candidato a canciller de los conservadores. Pertenece al ala dura de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Cuando llegó al poder regional en abril de 1999, lo hizo con una campaña electoral en contra de la doble nacionalidad para extranjeros. Hábil y calculador, luego sobreviviría al escándalo en torno a la contabilidad paralela mantenida por la CDU en Hesse.
–¿Cuál es su pronóstico para las elecciones?
–Rara vez se había vivido tanto suspenso en una campaña. Será una carrera codo a codo, pero espero que después de las discusiones de los últimos días se imponga la CDU/CSU y no sea posible gobernar sin ella. Que Alemania sea el furgón de cola del crecimiento en Europa ni puede ni debe seguir siendo así. Y tampoco que el canciller Gerhard Schroeder trate a las patadas nuestra relación con Estados Unidos.
–¿Le ha faltado perfil conservador al candidato Stoiber?
–Nosotros, la CDU y la CSU, hemos presentado un programa electoral conjunto y un plan de acción para poner rápidamente en marcha los primeros pasos para la recuperación económica de Alemania. Nuestro concepto refleja nuestros valores básicos, como el papel central de la familia en nuestra sociedad, y al mismo tiempo ofrece respuestas a los interrogantes de nuestro tiempo. Queremos que las cosas mejoren en Alemania, que el país vuelva a jugar en la Copa de Campeones de los países industrializados. Edmund Stoiber es un primer ministro sumamente exitoso, y su balance económico es igual de excelente que lo que ha logrado en la lucha contra el crimen y en el sector educativo. Será un buen canciller.
–Un tema conservador es el de la inmigración. ¿Cree que con él aún puede movilizar votos? ¿No se planteó demasiado tarde?
–La cuestión de limitar la inmigración de extranjeros que vengan de fuera de la Unión Europea estaba en nuestra agenda antes de esta semana. Desde hace meses señalamos que Alemania, con sus 4 millones de desempleados, tiene que hacer sus tareas. El tema de la inmigración está estrechamente vinculado con el de la economía y el trabajo. También en la política educativa tenemos que plantearnos a cuántos podemos integrar.
–Tanta insistencia en el paro y en que Alemania es el furgón de cola de la UE, ¿no ha sido un mensaje demasiado negativo para el electorado?
–Contradigo rotundamente. Ese más bien es el desapasionado balance del 2002. Es el resultado de cuatro años de gestión rojiverde y ha sido nuestro deber señalárselo así a los ciudadanos, aun si pueda resultar deprimente e incluso asombroso para los alemanes cuando escuchan que la economía anda peor que en cualquier otro país europeo. Hemos dicho la verdad, tal cual, y, al mismo tiempo, hemos señalado un camino para que Alemania vuelva a ser puntera.
–Llama la atención hasta qué punto esta campaña electoral ha girado en torno a personas. ¿Ve usted una tendencia hacia campañas cada vez más similares a las de EE.UU.?
–Sí, a veces es posible tener la impresión de que en Alemania la televisión es más importante que los programas de los partidos o los debates en el Parlamento. Sin embargo, lo que se somete a la consideración de los electores no son los candidatos a canciller, sino los conceptos de los partidos y las soluciones que plantean. Tenemos que cuidarnos de que la política no acabe siendo un espectáculo.



FRANZ MUNTEFERING, DEL SPD
“Seguiremos la coalición”

Por Ciro Krauthausen
Desde Berlín

Por debajo de Gerhard Schroeder, en el gobierno está Hans Eichel, el ministro de Finanzas. Y en el partido, Franz Müntefering. Es este veterano líder del bastión rojo de Renania del Norte-Westfalia quien comanda la actual movilización de más de 700.000 miembros del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y quien ha contribuido decisivamente a forjar la orientación estratégica de la campaña.
–¿A qué se debe el viraje a favor del SPD en las encuestas? ¿A una hábil estrategia o al talento político del canciller?
–Pasaron tres cosas. Primero, la comisión Hartz y sus propuestas para reformar el mercado laboral y el debate sobre la lucha contra el desempleo. Segundo, la catástrofe de las inundaciones. Y, tercero, la discusión de política exterior sobre Irak. En estos tres asuntos, Gerhard Schroeder ha dejado en claro que gobierna con mesura y responsabilidad. Stoiber, por el contrario, ha requerido mucho tiempo para formarse una opinión propia y no ha podido convencer. En suma, creo que Schroeder ha ganado confianza por su forma de gobernar.
–¿Por qué se tardó tanto en defender la coalición con Los Verdes?
–Porque no tiene sentido una campaña en defensa de una coalición. Nosotros ya a inicios de año, en nuestro programa electoral, dejamos en claro nuestras prioridades. En su orden son: Gerhard Schroeder debe seguir siendo canciller, para ello necesitamos convertirnos en el mayor grupo parlamentario y, en lo posible, queremos mantener la coalición rojiverde. Que durante la campaña cada cual se ocupa de lo suyo, eso está claro. En esta última fase, sin embargo, hemos querido subrayar qué importante es para nosotros mantener a la cabeza de este país la constelación Gerhard Schroeder, canciller, y Joschka Fischer, ministro de Exteriores.
–Aparte de las coincidencias programáticas, ¿con Los Verdes existe también un vínculo emocional?
–Sí, pero eso no puede ser decisivo para una coalición, que no es un matrimonio de amor sino un medio para alcanzar un fin. Lo importante es que se pueda adelantar conjuntamente una política razonable. No es una cuestión de simpatía o antipatía, sino con quién se puede realizar mejor lo que uno se ha propuesto. Este es el criterio decisivo y creo que Los Verdes lo cumplen. Si se contempla, en cambio, el programa del Partido de los Demócratas Libres (FDP), se constata que hay muy pocas coincidencias. Ellos no quieren el Estado social. Quieren apoyar a los verdaderamente ricos, quieren reducir la participación estatal en la economía hasta el 35%, lo que eliminaría la capacidad de actuación del Estado. Son cuestiones que no podemos aceptar y por ello como socialdemócrata me cuesta imaginarme un gobierno con el FDP. Al mismo tiempo, debo decir que el FDP es el más volátil de los partidos que tenemos. Son capaces de girar la cabeza en 180 grados.
–¿Sirve o perjudica al SPD el debate sobre la inmigración?
–Si un partido como la CDU/CSU, a seis días de las elecciones, pone en la agenda un tema así, es porque su casa está en llamas, porque ya no saben qué más hacer, y porque intentan azuzar emociones a toda costa. La gente se asombra y dice: “¿Y a éstos, qué les pasa?”.
–La fase final de la campaña se ha personalizado mucho. ¿A qué se debe?
–A que la gente tiene la sensación de que es muy importante quién lidera y dirige el gobierno. Por eso, la personalización nos viene bien. También en los dos debates televisivos fue evidente que Schroeder avanzó considerablemente.

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