EL MUNDO
Chismes de la mujer de Jospin
Sylviane Agacinski, esposa del ex premier francés que perdió con Le Pen el 21 de abril, cuenta los entretelones de aquel día.
Por Eduardo Febbro
Desde la derrota en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 21 de abril, el ex jefe de gobierno socialista Lionel Jospin no había vuelto a dar la cara. Luego de la noche de la hecatombe, Jospin no apareció más ante las cámaras, ni en la radio, ni en la prensa escrita. Los pocos comentarios provenían de su círculo más íntimo y de algún que otro libro demoledor escrito por quienes antes habían trabajado en su gobierno. Ese silencio se rompió esta semana con la publicación de un Diario interrumpido que revela desde adentro los entretelones de la derrota y las esperanzas sepultadas por ese puñado de 200 mil votos que le faltó a Jospin para disputar la segunda vuelta de la elección presidencial frente a su peor enemigo, el reelecto presidente Jacques Chirac. Pero este Diario interrumpido no es obra del mismo Jospin sino de su mujer, la filósofa Sylviane Agacinski.
Diario interrumpido es lo que se conoce como un diario íntimo y, según la mujer de Jospin, aparece en las librerías con su autorización. Las 158 páginas del texto recogen las “intimidades” de la señora Jospin y cubren el período de la campaña electoral y las semanas posteriores a la derrota. El libro mezcla sentimientos íntimos, reflexiones políticas y críticas acerbas contra cierto sector de la izquierda “que soporta mal el hecho de estar en el poder, que desprecia la socialdemocracia y que sólo se despierta al son de las promesas revolucionarias, fascistas o comunistas”. La obra de Sylviane Agacinski es como el retrato de un ausente, es decir, el mismo Jospin. A propósito de aquella histórica noche del 21 de abril, Sylviane Agacinski escribe “no sé si tengo ganas de recordar esa noche”. Leyendo el texto se nota que la mujer tiene dificultades para evocar esa sorpresa. Según cuenta, cuando llegó con el primer ministro a la sede de campaña, el primero que le adelantó los resultados fue el entonces ministro de Economía Laurent Fabius, quien les dijo “es dramático”. La mujer de Jospin admite que en ese momento no vio “lo que podía haber de tan dramático”. Pero la sentencia llegó unos minutos después, pronunciada por un integrante del equipo del jefe de gobierno: “según las cifras que tenemos, estás detrás de Le Pen”.
Recién entonces Sylviane Agacinski tomó conciencia del desastre: “La palabra ‘dramático’ cobró todo su sentido. Entonces miré a Lionel Jospin, impasible. Después de algunos segundos durante los cuales se comunican de nuevo las cifras, Jospin se sentó y permaneció unos minutos en silencio. Sufro por él y al mismo tiempo no siento nada. Lo miro y sé que, al menos en ese instante, nada puedo hacer por él”.
Muchas de las páginas de este Diario interrumpido son amargas, cortan como cuchillos nuevos. La mujer del ex primer ministro se revela con justa proporción contra esa izquierda que entre las dos vueltas salió a manifestar contra el otro candidato, el líder de la extrema derecha JeanMarie Le Pen: “Lamenté que la izquierda sólo haya sido capaz de movilizarse contra un peligro (la extrema derecha) que conocíamos desde hacia mucho. Frente a una derecha que se contentó con sacar los beneficios sin siquiera expresarse contra Le Pen, esa izquierda que, de pronto, se amarga con su buena conciencia, me decepcionó”. Sylviane Agacinski creyó “casi hasta la primera vuelta que Jospin iba a ganar”. Las urnas le dieron la espalda precipitando al socialismo francés en una crisis de ideas y en otra de orfandad: el PS no tiene líder, ni línea, ni proyecto. Pero poco a poco, solapadamente, Lionel Jospin parece volver al terreno político. El Diario interrumpido ha sido un primer intento de aparecer en el escenario.