Jueves, 10 de julio de 2008 | Hoy
EL MUNDO › HUBO ENFRENTAMIENTOS EN LAS RUTAS Y AL MENOS 216 DETENIDOS
Si bien el gobierno peruano tensó la cuerda con amenazas de represión, el paro fue pacífico en las grandes ciudades, aunque hubo incidentes en algunas localidades del interior. Alan García dijo que acusó el impacto.
Por Carlos Noriega
Desde Cuzco
El paro general convocado para el día de ayer por la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), la principal asociación sindical del Perú, paralizó buena parte del país, aunque en Lima fue acatado parcialmente. El gobierno había acusado a los organizadores del paro de buscar desestabilizar el país con actos de violencia, pero la protesta se de- sarrolló pacíficamente en casi todo el país, excepto algunos actos violentos. Los incidentes más graves se produjeron en la andina ciudad de Huancavelica, donde fue incendiado un local gubernamental y en la selvática ciudad de Madre de Dios, donde se quemó el local del gobierno regional. En algunas rutas se produjeron enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que habían organizado piquetes para bloquear las principales carreteras. El gobierno informó que hubo 216 detenidos. La huelga se realizó en protesta contra la política neoliberal del gobierno, el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, el alza del costo de vida y contra recientes leyes dadas por el gobierno para promover la venta de las tierras de las comunidades campesinas y de bosques en la Amazonia, y la privatización de los puertos y servicios básicos como el agua. Los huelguistas también exigieron aumento de sueldos, una mejor redistribución del crecimiento económico de entre siete y ocho por ciento que tiene el país pero que no beneficia a los sectores más pobres y la restitución de una serie de derechos laborales que han sido eliminados.
“El paro ha sido contundente y exitoso en el interior del país”, aseguró Mario Huamán, secretario general de la CGTP. Sin embargo, Huamán admitió que en Lima la huelga fue solamente parcial. El secretario general de la CGTP calificó a la administración de García como “un gobierno de los ricos y las transnacionales” y le exigió que “abandone la soberbia y dialogue con los trabajadores para atender sus demandas”. Del otro lado, el presidente Alan García, que siguió la huelga reunido en Palacio de Gobierno con su gabinete ministerial, respondió que su gobierno “no es sordo”, pero no dio señales de convocar a un diálogo a las agrupaciones sindicales y agrarias que ayer paralizaron una parte importante del país. García admitió que existe descontento entre la población por el alza en los precios de productos de primera necesidad, especialmente los alimentos, pero atribuyó el problema a factores externos. El primer ministro, Jorge del Castillo, cuya renuncia fue una de las exigencias de los huelguistas, mostró ante la prensa unas sorprendentes cifras que tenían muy poco que ver con la realidad de lo ocurrido ayer. Del Castillo dijo que el ciento por ciento de los empleados públicos y el 98 por ciento de los trabajadores del sector privado habían concurrido a trabajar. Mientras el primer ministro mostraba sus propias cifras de la huelga, la mayor parte del sur del país, la zona andina y la selva estaban paralizadas casi en su totalidad, importantes carreteras seguían bloqueadas por los piquetes de huelguistas y decenas de miles de manifestantes marchaban por las principales ciudades de todo el país protestando contra el gobierno.
En el Cuzco, una de las ciudades donde la huelga se sintió con mayor fuerza, unas veinte mil personas, entre empleados públicos, obreros, maestros, estudiantes y campesinos marcharon ayer por las principales calles de la ciudad gritando consignas contra la política neoliberal del gobierno y las intenciones gubernamentales de promover el retorno del latifundio, a partir de la venta de las tierras de las comunidades campesinas. “Urgente, urgente, se necesita nuevo presidente”, era uno de los gritos más escuchados durante la marcha de los huelguistas que duró varias horas. La ciudad del Cuzco estuvo paralizada. Solamente funcionaron algunos pequeños comercios. Las actividades escolares fueron suspendidas por la huelga y también se suspendió, por segundo día consecutivo, el servicio de tren a Machu Picchu. “Si el gobierno no nos escucha radicalizaremos nuestras protestas. Iremos a un paro indefinido. El gobierno quiere privatizarlo todo, hasta las tierras de las comunidades campesinas, y eso no lo permitiremos. La protesta es masiva y eso demuestra el rechazo al gobierno. Y también es pacífica y con eso hemos demostrado que las acusaciones que nos hacía el gobierno de que buscábamos desestabilizar el país promoviendo actos de violencia era una patraña para desprestigiarnos”, le señaló a PáginaI12 Efraín Yépez, secretario general del Frente de Defensa del Cuzco. El gobierno movilizó a cien mil policías en todo el país para controlar las protestas y sacó a las fuerzas armadas a las calles. Pero la presencia amenazante del ejército no pudo con el paro.
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