Lunes, 3 de noviembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › DESPUéS DE 21 MESES DE EXPOSICIóN, BARACK OBAMA NO AVENTAJA DE FORMA ARROLLADORA A SU RIVAL MCCAIN
Los demócratas todavía temen al fantasma del “efecto Bradley”, es decir, que los electores en el cuarto oscuro le den la espalda al candidato por su color de piel. Y tampoco pueden responder por qué no va mucho más arriba en los sondeos.
Por Rupert Cornwell *
Estados Unidos está por definir la que tal vez sea considerada como la mayor apuesta de su historia. A no ser que todas las encuestas estén equivocadas, en menos de 24 horas Barack Obama será elegido presidente del país más poderoso del mundo. Ningún presidente de los Estados Unidos en sus tiempos modernos, y probablemente ninguno en su historia, llegará al poder con tantos aspectos sobre él que siguen siendo un misterio.
El asunto, claro, aún no está definido. John McCain, conocedor de las recuperaciones, todavía puede reposicionarse a último momento. A pesar de los pronósticos a su favor, los demócratas no pueden creer en estas horas que ganarán en aquello en que los republicanos no encontraron la forma de robarles nuevamente el premio: el miedo al terrorismo. También tienen pesadillas sobre un real o imaginario “efecto Bradley”. Aquello que los votantes les hayan dicho a los encuestadores en público, ¿es posible que no sea así en el secreto del cuarto oscuro, y que esto pueda transformar a Obama en un perdedor por el color de su piel?
Se preguntan por qué no le lleva mucha más ventaja. Con un presidente republicano rompiendo todos los records de impopularidad, con un 90 por ciento de los norteamericanos convencidos de que el país está siendo conducido en la dirección equivocada, con dos guerras impopulares, con una oposición dividida y con una crisis económica histórica, su hombre seguramente debería liderar de manera aplastante. Obama no está 15 o 20 puntos por encima, solamente entre 5 y 10.
La verdadera razón, uno supone, por la que McCain todavía tiene chances no es la carrera de Obama, o su juventud. Tampoco el hecho de que John McCain sea un hombre bravo y destacado que comanda un vasto público, a pesar de lo mediocre y disperso de su campaña. Simplemente sucede que después de 21 meses de exposición continua, aún hay muy poco por lo cual juzgar a Obama.
Su juventud no es descalificadora. Cuatro presidentes han sido más jóvenes que Obama y sus resultados no fueron tan malos. El más joven de ellos fue Theodore Roosevelt, con sólo 42 años cuando sucedió al asesinado William McKinley, y los historiadores lo ubican entre los seis mejores presidentes. Ulysses Grant tenía 46 cuando asumió, en marzo de 1869. Es generalmente considerado no por ninguno de sus grandes errores políticos, sino porque corrió tras una administración muy corrupta.
John F. Kennedy, de 43 años al momento de asumir, en 1961, es un caso de promesa trágicamente interrumpida. Finalmente, tenemos a Bill Clinton, que era un año más joven que Obama cuando se transformó en el presidente número 42. Bill Clinton es... bueno, Bill Clinton. Pero uno supone que la historia será benévola con él.
La experiencia, además, es otro problema. Todos estos cuatro “jóvenes” poseen un record por el cual pueden ser juzgados. Grant fue el gran general de la Unión en la Guerra Civil, el hombre que aceptó la rendición de Lee en Appomattox. Roosevelt fue secretario asistente de navío, un héroe en la Guerra Española-Norteamericana de 1898, después gobernador de Nueva York antes de ser elegido vicepresidente de McKinley. Para JFK, generalmente se olvida que estuvo durante 14 años en el Congreso (ocho de ellos como senador, comparado con los cuatro de Obama) antes de acceder a la Casa Blanca. Y para Clinton, que fue gobernador de Arkansas durante 12 años, y que hablaba de ser presidente desde sus días en la escuela de leyes Yale.
En comparación, lo de Obama es mucho menor. Sí, produjo un par de reveladoras y finamente escritas memorias. Ha dado algunos discursos importantes, y cumplió un buen (aunque no brillante) desempeño como senador por el estado de Illinois. Pero apenas tuvo labor legislativa en Capitol Hill, donde sólo pasó dos años como senador por los Estados Unidos antes de anunciar formalmente su postulación a la Casa Blanca, en febrero de 2007.
Lo que se ve es que ha sido progresista. El perfil de Obama se parece al de varias candidaturas demócratas fallidas, como las de Michael Dukakis, Walter Mondale y John Kerry: del norte, progresistas, urbanos (la comunidad trabajadora de Chicago) y académico (Obama se graduó en la Harvard Law School y enseñó derecho constitucional en la Universidad de Chicago). Culturalmente, está a años luz de los presidentes demócratas más recientes: Lyndon Johnson, Jimmy Carter y Clinton, dos de ellos gobernadores y los tres sureños. Y, al igual que muchos senadores estadounidenses, Obama tiene una valiosa experiencia ejecutiva. Ahora, si las encuestas están en lo cierto, está al borde de transformarse en CEO de USA Inc., en uno de los momentos más críticos de su historia.
Sólo la transición será una de las más tensionantes de la historia. El presidente electo Obama (o McCain) deberá elegir su gabinete de ministros y destinar ayuda rápidamente. A los 10 días de la elección, el ganador deberá asistir a una convención sobre la crisis financiera global, convocada por el presidente Bush. Ya desde antes de asumir, el presidente tendrá que trabajar con los complicados desafíos de Irán, Medio Oriente, Afganistán y Pakistán, por no mencionar el drenaje de 12 mil millones de dólares mensuales que significa Irak.
Desde el momento en que asuma, el nuevo presidente tendrá que maniatar el desastre económico, reconstruir las relaciones con los aliados de los Estados Unidos y comenzar a trabajar en las promesas específicas de la campaña, todo al mismo tiempo. Por último, pero no menos importante, si el presidente resulta Obama, deberá tratar con un Congreso que estará casi totalmente controlado por su propio partido para tratar de poner en marcha proyectos de envergadura, como los planes de salud, y cómo hará el país para afrontarlos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
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