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Hay quienes piensan que para que cierren los números lo que hay que hacer es asustar a la gente. Según una encuesta del Instituto Vox Populi publicada ayer por el diario Correio Braziliense, Lula tendría el 66 por ciento de los votos válidos para la segunda vuelta, dentro de dos semanas, mientras el oficialista José Serra llegaría al 33,5 por ciento. Por eso el presidente Fernando Henrique Cardoso está jugado a fondo en la campaña. En una entrevista publicada ayer por la Folha de Sao Paulo, declaró que un eventual gobierno de Lula pasará un período de privaciones financieras y riesgos externos.
“Los inversionistas pondrán el país en el congelador por dos años”, señaló el presidente. La reanudación de los flujos de capital hacia el país dependería, asimismo, de que “la retórica moderada del candidato Lula se concrete en la administración del presidente Lula”. Por último, expresó su temor a un deterioro de las relaciones con Estados Unidos, alegando que la dura oposición del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula al ALCA “provoca escalofríos en el Departamento de Estado norteamericano”. Por supuesto, según Cardoso, con Serra como presidente de Brasil “superaría la turbulencia con más facilidad”, ya que “la preferencia de la banca internacional por el candidato del gobierno atenuaría la desconfianza”.