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“Si yo pudiera, si esta Constitución lo permitiera, yo llamaría a elecciones ya, para derrotar de una vez a la oposición.” Desafiante, el presidente venezolano Hugo Chávez lideró ayer la marcha que recorrió 16 kilómetros dentro de Caracas a favor de su gobierno y que buscó contrarrestar la que hizo la oposición el jueves. Algunas fuentes dicen que superó el millón de opositores reunidos aquel día. En todo caso, Chávez dejó en claro que es bastante difícil que renuncie pasado mañana, fecha límite puesta por la oposición. Antes de pedir la cadena nacional para transmitir un mensaje por radio y televisión, Chávez también reiteró que no piensa adelantar las elecciones: “Referéndum revocatorio, si pueden recoger las firmas necesarias, en agosto de 2003. Elecciones presidenciales, en diciembre de 2006, esa es la respuesta”.
La tensión en Venezuela está llegando, e incluso superando, a la que hubo en los días previos al intento golpista del 11 de abril. El líder más identificable de la oposición, el presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, amenazó el jueves a Chávez con convocar a una huelga general a partir del próximo día 21 si “no renuncia o llama a elecciones” antes de este miércoles. Ya en cadena nacional, Chávez declaró que el acto de ayer era una “clara respuesta del pueblo ante la amenaza y chantaje, ante el golpismo y fascismo enmascarado de democracia”. Insistió en que los “supuestos líderes” de la oposición enmascaran sus supuestas pretensiones de otro golpe de Estado tras la petición de elecciones adelantadas, porque, dijo, esos sectores son conscientes de que en unos eventuales comicios el oficialismo los volvería a “barrer”. Sin embargo, se cuidó de no criticar a toda la oposición. “Ese sector democrático de la sociedad venezolana que nos adversa, una parte de la cual vino a marchar aquí hace dos días, nosotros lo respetamos. Sólo pedimos que nos respeten y, sobre todo, que respetan la Constitución que nos dimos”, señaló.
La marcha chavista recorrió 16 kilómetros, desde el Poliedro de Caracas, al sureste de la capital, hasta la avenida Bolívar, en el centro, y se cerró en el mismo lugar que la del jueves. Como aquel día, la custodia fue máxima: 2500 efectivos de la Guardia Nacional, de la Policía de Caracas, agentes de la Guardia Presidencial, agentes y helicópteros de la Disip (policía política de Venezuela) y francotiradores repartidos en azoteas de algunos edificios de la avenida Bolívar. La guerra de las marchas también fue una guerra de los medios: los principales medios privados no transmitieron la marcha de ayer en forma permanente, como sí hicieron con la del jueves, y lo mismo ocurrió, pero al revés, con la televisión estatal.