EL MUNDO › ATACARON UN CENTRO CATOLICO EN ZAMBOANGA, SUR DEL PAIS
No hay día sin bomba en las Filipinas
Un muerto y 16 heridos fue el saldo de un atentado con bomba ante un centro católico en la ciudad de Zamboanga, que ya había sido atacada por el terrorismo islámico esta semana. Y vuelve a sospecharse de Abu Sayyaf, un grupo afiliado a Al-Qaida que quiere formar un Estado islámico regional.
Jemaah Islamiya-Al-Qaida, Abu Sayyaf-Al-Qaida: esos tenebrosos nombres hicieron eco tras un estallido ayer en el sur de Filipinas, que forma parte de una seguidilla de violencia desatada en la región. Un nuevo atentado se sumó cobrándose la vida de una persona y heridas al menos a 16, entre ellas un bebé de diez meses, tras la explosión de una bomba colocada en la puerta principal del altar “Fort Pillar” en Zamboanga, 890 kilómetros al sur de Manila, donde los devotos católicos acostumbran congregarse durante días. La explosión ocurrió en un local de venta de velas que se encuentra dentro del santuario, dedicado a la patrona de Zamboanga, Nuestra Señora del Pilar.
El soldado de la marina de 28 años que hacía guardia delante del santuario murió por la detonación. La policía informó que un hombre musulmán, identificado por testigos como la persona que dejó una bicicleta delante de la puerta del templo, fue arrestado inmediatamente después de ocurrida la explosión. Se trató del tercer atentado en cuatro días en Filipinas y el segundo en ese lapso en Zamboanga, a 875 kilómetros de Manila y la ciudad de la isla de Mindanao con la mayor población cristiana del archipiélago filipino.
La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, condenó el atentado como lo hizo en los casos anteriores. “La presidenta llama al público a estar alerta y apoyar la lucha del gobierno contra el terrorismo”, Agregó el vicesecretario de Prensa Roberto Capco. Se desconocían todavía los motivos de la agresión, aunque la policía especulaba con la hipótesis terrorista. Esa hipótesis va en dirección a los extremistas islámicos de Abu Sayyaf, el grupo terrorista vinculado a la red de Osama bin Laden. Abu Sayyaf, que tiene como feudo la sureña isla filipina de Basilán y se especializa en secuestros de turistas occidentales, es combatida por tropas especiales filipinas asistidas por soldados de elite estadounidenses.
En Manila el sábado, o sea 24 horas antes, una bomba mató a tres personas e hirió a otras 20 al estallar en un ómnibus en la periferia de la capital filipina, horas después de que un fallido intento de ataque se registrara en el distrito financiero de Makati. El día anterior al ataque del ómnibus, hubo dos explosiones en Zamboanga que provocaron siete muertos y 160 heridos, en un doble atentado contra centros comerciales. Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad, pero la policía culpa al grupo radical Abu Sayyaf, cuya base se encuentra al sur del país y ha dicho que tomará venganza por la ofensiva militar que se está llevando adelante en su persecución. También se habían desactivado otros dos explosivos.
Y continúan los casos. El 10 de octubre, seis personas fueron asesinadas y 19 resultaron heridas de gravedad al ser alcanzadas por una granada en una parada de colectivos, en Kidapawan, la conflictiva región de Mindanao. La policía atribuyó el ataque al grupo del Nuevo Ejército del Pueblo. Ocho días antes, una bomba casera explotó en un bar de esa misma ciudad y mató a un soldado estadounidense y a dos civiles filipinos. Las autoridades también culparon a Abu Sayyaf.
Las fuerzas de seguridad están en estado de alerta, en medio de alarmas de bombas que han hecho temer un nuevo megaatentado como el que se registró en la isla de Bali en Indonesia, que dejó más de 180 muertos y 300 heridos hace menos de 15 días. El atentado fue atribuido a Jemaah Islamiya, una organización terrorista regional afiliada a Al-Qaida.
La policía de Indonesia ayer declaró oficialmente preso a Abu Bakar Bachir, el clérigo musulmán indonesio detenido el viernes bajo la acusación de estar ligado a Al-Qaida. Los servicios de inteligencia de países de la región lo acusan de ser un alto responsable de Jemaah Islamiya. Este grupo, al que se vincula con la red de Bin Laden, aparentemente trata de desestabilizar a los gobiernos de la región mediante el terrorismo y su objetivo sería establecer un Estado islámico que reúna a Malasia, Indonesia, Brunei y el sur de Filipinas.