EL MUNDO › TOMARON DE REHENES A 700 ESPECTADORES EN UN MUSICAL EN MOSCU
Este secuestro no es ningún teatro
Entre 40 y 50 terroristas chechenos irrumpieron ayer en un teatro de Moscú, tomaron de rehenes a 1000 espectadores y actores y luego liberaron a 300. Piden el fin de la presencia rusa en su república, y han minado el edificio, que está rodeado de fuerzas especiales rusas.
Entre las cerca de 1000 personas que se hallaban en el Centro Teatral de la calle Dubrovska, en el sudeste de Moscú, muchas habrán pensado que se trataba de otro de los golpes de efecto del musical Nord-Ost (Noreste), que entre sus particularidades tiene el “aterrizaje” sobre el escenario de un auténtico bombardero. Pero las 40 personas de aspecto caucásico que irrumpieron en el teatro atestado de gente, blandiendo armas automáticas y con un hilo de bombas ceñido en sus cinturas, no formaban parte de la obra, sino de la mayor toma de rehenes de la historia de Rusia.
En un acto reivindicado por un grupo de independentistas musulmanes de Chechenia que reclaman el retiro de las tropas rusas de esta república del Cáucaso (donde es fuerte la presencia de la red Al-Qaida de Osama bin Laden), el grupo, conformado mayoritariamente “por viudas de combatientes chechenos”, permitió que fueran liberados los niños y los extranjeros y retuvieron en principio a unas 700 personas, amenazando a las autoridades rusas con hacer volar el teatro si hacían algún movimiento amenazante. Mientras el grupo antiterrorista Alfa de la policía rusa se apostaba en las inmediaciones del lugar, los secuestradores liberaron a unas 150 personas más e hicieron escuchar disparos de armas automáticas.
Según rehenes que pudieron comunicarse con la policía y la prensa por sus teléfonos móviles, los asaltantes llevan explosivos encima y anunciaron que formaban parte de los “kamikazes de la 29ª división”. Un poco más tarde, la agencia de prensa Kavkaz Tsentr, en su sitio de Internet www.kavkaz.org, colgó la reivindicación del hecho por parte de los rebeldes chechenos que luchan contra la presencia rusa en su república. Se trata de un comando dirigido por Movsar Barayev, sobrino del jefe de la guerra checheno Arbi Barayev, muerto el año pasado. Según Barayev, se trata de una misión suicida, quien explicó que su única y principal reivindicación es el fin del conflicto en Chechenia.
De acuerdo a versiones de los liberados y al informe de una periodista de la agencia rusa Interfax que se encontraba en el teatro, el grupo llegó en un minibús blanco a las 10.15 de la noche. Además de llevar adosadas bombas y de portar armas automáticas, los secuestradores habrían colocado minas en distintos lugares del edificio. Luego de irrumpir en la sala y de suspender la obra, permitieron a los rehenes hacer llamados por sus teléfonos celulares y ordenaron la liberación de los niños, algunos de los cuales estaban en el elenco de la obra. También fueron liberados los miembros musulmanes de la obra, con lo que no se dejaba lugar a dudas acerca de qué tipo de secuestro se trataba. A pesar de las advertencias del grupo sobre la intervención de las fuerzas de seguridad rusas, dos vehículos blindados de transporte de tropas se apostaron frente al teatro, junto a dos grupos de 50 soldados con cascos y armas pesadas. Poco tiempo después, se escucharon disparos, pero no se sabe exactamente qué pasó.
“Se trata de 40 terroristas, y su única exigencia es el fin de la guerra en Chechenia”, dijo el portavoz de la policía rusa, Valeri Gribaki. En tanto, el jefe de los servicios secretos rusos (FSB, ex KGB), Nikolai Patruchev, y el ministro del Interior ruso, Boris Gryzlov, anunciaron que informaron de la situación al presidente Vladimir Putin, que estaba a punto de iniciar una gira por Europa, y Patruchev anunció también que las Spetznaz (fuerzas especiales) del FSB (ex KGB) están en alerta para actuar. En las cercanías del teatro ya se estableció un estado mayor de crisis al mando del cual está uno de los vicedirectores del FSB.
Las dos guerras de Chechenia (la segunda aún continúa, y la primera se extendió entre 1996 y 1999) son un dolor de cabeza para Rusia en lo que se refiere a la seguridad de su población. Antes del comienzo de la primera guerra, los rebeldes musulmanes chechenos protagonizaron varios secuestros espectaculares, en general a cambio de dinero para financiar su lucha. Autobuses, hospitales y escuelas fueron tomados entre 1993 y 1995 a cambio de un rescate. En el más importante de ellos, en junio de 1995 en un hospital de Budjonnovsk (sur de Rusia), la toma de rehenes llegóaproximadamente a la misma cantidad que la de ayer, y el asalto al lugar finalizó con la muerte de 100 personas.
Pero la cuestión chechena también es un dolor de cabeza para los rusos en términos estrictamente militares. Aunque las autoridades de Moscú dicen que están ganando la actual guerra, los combates han sido particularmente intensos en las últimas semanas, tratándose de un conflicto que en 1999 recomenzó con una invasión masiva de tanques y aviones de guerra sobre la capital, Grozny. Previamente, ese mismo año, el terrorismo checheno fue responsable de una serie de ataques que demolieron varios edificios de departamentos en Moscú y San Petersburgo. Moscú acusa a los chechenos de usar a la república vecina de Georgia como santuario y Putin volvió a amenazar con una campaña aérea sobre el territorio georgiano.
Desde el 11 de septiembre, el gobierno ruso entró de lleno en la guerra contra el terrorismo propuesta por Estados Unidos argumentando que, precisamente, Rusia es una de las víctimas principales del terrorismo internacional. Y como Chechenia, y la región del Cáucaso en general, es una plaza fuerte de Bin Laden, los argumentos rusos encontraron eco en EE.UU. Pero ahora el problema es otro: está en la misma capital rusa, y puede terminar, otra vez, en una masacre.