EL PAíS › ORDENARON LA CAPTURA DEL SACERDOTE
JULIO GRASSI POR CORRUPCION DE MENORES
Cuando el abuso se viste con sotana
El mediático cura, titular de la Fundación Felices los Niños, está acusado de abuso y corrupción de menores en al menos dos casos. Un informe periodístico emitido anoche mostró a uno de ellos contando en detalle su experiencia. A última hora Grassi no había aparecido.
Por Carlos Rodríguez
El padre Julio César Grassi alcanzó ayer el lugar al que ningún sacerdote aspira: está en la mismísima antesala del infierno. Una edición impactante del programa “Telenoche Investiga” dio lugar a una orden de detención contra Grassi por abuso y corrupción de menores agravada en perjuicio de al menos dos adolescentes que estaban bajo su custodia cuando ocurrieron los hechos. Grassi, que podría ser condenado a una pena de entre diez y quince años, estaba prófugo, porque anoche no fue hallado en la sede de la Fundación Felices los Niños, que había servido para cimentar la fábula de un trabajo social en favor de la niñez desvalida. Con lujo de detalle, sin anestesia, una de las víctimas relató ante las cámaras –y ante la Justicia– dos noches a solas con el padre Grassi, una de las cuales terminó en una sesión de sexo oral. El chico, que en ese momento tenía 15 años, esa misma noche escapó de la Fundación y todavía dijo estar traumatizado por una experiencia no deseada ni buscada por él.
–¿Usted mantuvo una relación de sexo oral con uno de los menores que estaban bajo su custodia? –preguntó la periodista Miriam Lewin al padre Grassi durante la emisión de anoche.
–Eso es totalmente mentira. Desconozco acerca de una causa judicial -fue la respuesta de Grassi, que se mostró impasible, como anestesiado, sin reacción frente al diluvio universal, aunque negó todos los cargos.
En el programa se hizo un breve racconto de la trayectoria de Grassi, que está ligada, casi con exclusividad, al crecimiento económico de la Fundación Felices los Niños, que comenzó a perfilarse en el año 1993, a partir de un subsidio de cuatro millones y medio de pesos otorgado por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo. Profesores, ingenieros, empleadas y ex colaboradores de Grassi en la Fundación relataron que, desde hace no menos de diez años, sospechaban que el cura mantenía relaciones íntimas con varios de los menores que estaban a su cargo, quienes ahora –ya adultos– en algunos casos niegan haber sido víctima de abusos.
Uno de los casos es el de Fabrizio –los nombres de las víctimas son ficticios–, que hoy tiene 30 años. Fabrizio negó el abuso y sigue hoy teniendo un cargo importante dentro de la Fundación. Los otros casos son los de “Ignacio” (hoy tiene 26 años), “Fernando” (19) y “Luciano” (17), quienes todavía viven y estudian en la entidad con sede en Hurlingham. Según el informe televisivo, todos comenzaron su relación íntima con Grassi siendo menores y cuando fueron llegando a la mayoría de edad fueron siendo desplazados en cuanto a la “preferencia evidente” que recibían respecto de otros miles de chicos que pasaron por la institución. Ninguno de los cuatro hizo denuncia alguna contra el cura.
La primera causa por supuestos abusos había sido presentada, en 1991, en el Juzgado de Menores de Mercedes a cargo de Julio Cámpora, pero la investigación nunca avanzó y fue cerrada. Viejas filmaciones mostraron al juez Cámpora participando de algunos actos realizados en la Fundación. En uno de ellos, Grassi lo llamó elogiosamente: “Nuestro juez de menores”. En noviembre de 2000 se abrió la causa actual ante el juez de Garantías 4 de Morón, Alfredo Meade, con intervención del fiscal Adrián Flores. El expediente estaba a punto de correr una suerte similar, pero “Telenoche” aportó nuevas pruebas, a partir de una investigación que duró un año.
Las pruebas testimoniales fueron presentadas por dos testigos de identidad reservada que presenciaron una escena inesperada en El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, durante un viaje con el padre Grassi y un grupo de alumnos de la Fundación. “Yo vi a Grassi acariciándose con un chico en la cama del padre. Cuando entré, el chico salió corriendo y se acostó en la suya.” En una segunda entrada a la misma pieza, el testigo advirtió que “se estaban acariciando las piernas, otra vez, en la cama del cura”. El chico que estaba con Grassi era menor.
Después se presentó el caso de un chico, “Gabriel”, la única víctima directa cuyo crudo testimonio fue grabado y difundido en el programa. Contó que el primer episodio lo vivió un fin de semana, hace cuatro años,cuando se produjo en la Fundación “un problema por la rotura de un farol”. Dos chicos fueron llevados al lugar donde Grassi tenía su habitación, que se comunicaba en forma directa con el lugar donde dormían los chicos. La habitación del cura fue descripta como “una suite nupcial”. Gabriel se quedó solo con Grassi, quien le pidió que se sentara en sus rodillas. “Yo tenía 15 años, me senté en la falda de él y me empezó a tocar la pierna y empezó a subir. Me puse todo rojo y él me dijo que no le dijera nada a nadie. Me dijo que los hombres se tienen que conocer. Y como yo no tenía un padre al lado mío, él era quien me tenía que enseñar de la vida.”
Esa primera vez las cosas llegaron hasta allí, pero hubo una segunda, en el mismo escenario. En esa otra ocasión “también empezó con las manos y me tocó el pene”. El joven, con evidentes problemas para seguir el relato, admitió que las cosas fueron avanzando hacia una sesión de sexo oral. “Querés que te la chupe”, fueron las palabras que “Gabriel” puso en boca de Grassi. El joven confió que en ese momento sólo atinó a “decir ‘no’ moviendo la cabeza, pero sin decir la palabra”. Consideró que era “una situación difícil” para él, dada la autoridad que tenía Grassi en el lugar. “No sabía qué decir. Y tuvo sexo oral y fue un largo rato.” Esa misma noche “Gabriel” escapó de la Fundación y no volvió nunca más. Otro momento tenso fue cuando confesó que ahora mantiene “una relación” sentimental con una chica y que le cuesta sostenerla porque siente rechazo “cuando cualquier persona” lo acaricia. “Sobre todo cuando me tocan la panza; siempre pienso que es él quien me toca”, afirmó. Desde que se aportaron estos testimonios la causa avanzó, en buena parte por la intervención de Mirta Ravera Godoy, quien era secretaria del juzgado a cargo de Alfredo Meade. La causa está caratulada como “abuso deshonesto agravado y reiterado (dos hechos), los cuales concurren materialmente entre sí y, a su vez, idealmente con corrupción de menores agravada por la condición de guardador (de los menores victimizados) y sacerdote”. Esto podría derivar en una condena de diez a quince años de prisión, sin excarcelación posible.
Anoche, personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Morón realizó un operativo en la sede de la Fundación Felices los Niños para detener al padre Grassi. Luego de una minuciosa recorrida por las instalaciones, el acusado no fue encontrado y permanece prófugo. En febrero de 1996, Grassi declaró que al ordenarse como cura eligió “el lema sacerdotal de padre de los que no tienen padre”. Así nació la Fundación, que adquirió notoriedad desde el affaire por la presunta estafa cometida por la firma Hard Communication, encabezada por Jorge Born y Jorge Rodríguez, novio de Susana Giménez. La debacle del cura comenzó en el juicio oral contra Hard, donde se desdijo de todas las acusaciones que había hecho a través de todos los medios de difusión. Pero ahora el cura mediático enfrenta la peor de las acusaciones.