EL MUNDO › OPINION

Una cinta de Moebius

 Por Claudio Uriarte

Durante la guerra estadounidense contra Al-Qaida el año pasado en Afganistán, los chechenos fueron los milicianos más bárbaros y temibles de la red. Ahora, y viniendo a la zaga de los atentados en Indonesia y Filipinas, el espectacular secuestro de rehenes de Moscú confirma que la red se ha reagrupado y está de vuelta en configuración ofensiva. Los hechos de Moscú son al menos parcialmente posibles al hecho de que EE.UU., en el Cáucaso, revirtió su anterior prioridad antiterrorista, y permitió que Georgia, que es una virtual semicolonia económica y militar suya, hiciera la vista gorda ante los guerrilleros islámicos que encuentran santuario en el desfiladero de Pankisi, próximo a la frontera con Chechenia. Washington dejó hacer para mantener fuera de balance a Rusia en el renovado “Gran Juego” regional, donde están en litigio las gigantescas reservas petroleras del Mar Caspio, y donde EE.UU. está montando oleoductos que eluden el territorio de la Federación Rusa. Ahora es posible –pero todavía no probable– que Washington revierta a su posición original.
Por el momento, la escena parece estar preparada para un extenso sitio y una guerra de desgaste contra el grupo secuestrador, que ayer ya se preparó para la confrontación aligerándose del lastre de 300 de las 1000 personas originalmente secuestradas. Es posible que pronto liberen más, en lo que será tanto un golpe de propaganda como el resultado de la imposibilidad de un comando de 40 o 50 comandos (según se lo describió) para mantener el orden entre los 700 rehenes de que todavía dispone. Presumiblemente, tratarán de seleccionar los rehenes más importantes y soltarán al resto. En principio, la intervención de comandos rusos parece inevitable, dado el carácter extremo y no negociable de la demanda del grupo secuestrador, y que consiste nada menos que en la salida rusa de la república separatista islámica de Chechenia. Pero a largo plazo, el problema que confronta hoy a los rusos en Moscú es la misma cinta de Moebius en que EE.UU. se empantana en Medio Oriente, Asia Central y el Sudeste Asiático: la sed de las grandes industrias por el petróleo barato de Arabia Saudita, que es la fuente directa más importante de financiación de Al-Qaida, en sus múltiples emergencias y metamorfosis operativas. Hasta que eso no ocurra (y no es probable que ocurra, sobre todo con la Administración Big Oil en Washington), la ofensiva islámica contra Occidente resurgirá una y otra vez.

Compartir: 

Twitter

SUBNOTAS
  • Claves
  • Una cinta de Moebius
    Por Claudio Uriarte
 
EL MUNDO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.